RELATOS CORTOS


DESPUÉS DE TANTO TIEMPO
Aquella tarde de Junio hacía un calor agobiante y el sol estaba más brillante que nunca, Martina se tomaba un refresco aunque usualmente bebía algo caliente en aquel cafetín pequeño del norte de la capital, la mesita ubicada en el portal del lugar era especial para ella, hace unos años atrás fue el sitio de encuentro con el que se robaría para siempre su corazón, mientras tomaba su bebida los pensamientos volaban hacia los sitios donde fue tan feliz, habían pasado diez años de aquella primera vez que escuchó su voz  y sus miradas se habían encontrado, pero como cosa del destino en ese mismo instante sintió las pisadas que un día las creyó suyas, la vista fue hacia el suelo y como recorriendo aquella imagen que había quedado guardado en su retina  pudo reconocer a su gran amor, no podía creerlo cuando escuchó nuevamente su voz.
¡Martina! eres tú, que haces aquí pensé que estabas viviendo en Europa le dijo Marco. En un momento Martina parecía flotar, quería decirle tantas cosas y no atinaba que palabras utilizar, o si abalanzarse a sus brazos, pero luego vio que una mujer lo acompañaba  y decidió ser más parsimoniosa, hasta descubrir quién era aquella fémina, no fue necesario preguntar él se la presentó sin mucho preámbulo, después de todo los dos seguían siendo grandes amigos.
 Mira Martina te presento  a Jaqueline mi novia, fue la simple introducción que Marco dijo sobre su relación con aquella mujer desconocida para Martina, no sabía si felicitarlos o salir corriendo del lugar, pero se contuvo y con una sonrisa un tanto hipócrita movió su cabeza como aceptando que era atinada su decisión de casarse con tan hermosa mujer y pronunció con su agradable voz unas palabras de felicitación, por su parte Marco quería saber todo sobre lo que había ocurrido con su amiga en todo ese tiempo, ella les invitó a sentarse para platicar un poco sobre cosas triviales, ya que la novia de su amigo no entendería el porqué de  la confianza entre Marco y ella. Le contó que estaba de vacaciones y que simplemente estaba recorriendo los sitios que le traían buenos recuerdos, Marco sonrió sabía de lo que hablaba Martina no necesitaban decirlo, las miradas se cruzaron como aquella primera noche en que se encontraron en ese mismo cafetín.
Marco se despidió no sin antes pedirle el número de su celular, ella escribió su número en la servilleta que antes había humedecido con su labial rojo y al limpiarse se quedó impregnado sus labios que como huella quedaría en el papel. Habían perdido contacto desde que ella viajó a Europa, ella en ese entonces pensó que era lo mejor, pero se dio cuenta que no había sido muy acertada su resolución. Se despidió y los vio alejarse tomados de las manos -sintió algo muy raro- eran celos pero no debía sentirlo debía estar contenta por él, más sin embargo no podía evitar sentir esos terribles  celos.
Ya en el cuarto del hotel mientras leía un libro antes de acostarse, volvió el recuerdo de aquella noche mientras cerraba sus ojos recorría la imagen de su querido Marco, de repente el sonido de su teléfono la volvió a la realidad, la voz al otro lado del teléfono era la de Marco que le decía que estaba en la puerta principal del hotel, ella se sorprendió tanto y se puso lo primero que encontró, bajó rápidamente a su encuentro, Marco la vio y le sonrió Martina se sonreía igual y la pregunta obvia fue:  ¿Marco como diste conmigo? como supiste que estaba hospedada en este hotel, pero lo que le respondería Marco la dejaría más sorprendida aún, las palabras de Marco fueron: regresé donde estabas y te vi aún en nuestro café y te seguí hasta este hotel, la verdad no sabía si llamarte o si postergar  hasta mañana nuestro encuentro, pero no quería esperar más tiempo así que decidí telefonear te, y aquí me ves decidido a no aguantar más lo que debía decirte hace tiempo.
Martina quería que sus palabras no fueran las que se imaginaba, aunque necesitaba escucharlas, cuando aquella noche no le permitió decirlas por miedo a dañar una amistad, ella le ofreció subir hasta su habitación así conversarían más tranquilamente, él aceptó y sin pensarlo subieron, el ambiente se sintió un poco pesado la piel gritaba otra cosa pero necesitaban hablar, al abrir la puerta Marco la amarro con sus brazos y le dijo cuanto la había extrañado, ¿por qué te fuiste?, porqueeee le repetía un inconsolable Marco, Martina respondió con lágrimas en los ojos: porque te amaba y aún lo sigo haciendo, pero creo que ya es tarde te vas a casar y debes ser feliz te lo mereces, pero Marco no entendía nada y le seguía pidiendo una explicación menos ambigua. No entiendo si me amabas debías quedarte junto a mi replicaba un Marco un tanto sorprendido, pero Martina lo calló con un beso que había esperado dárselo hace mucho y que después de tanto tiempo lo iba  a ser realidad.

Ese beso fue el preámbulo de las caricias para terminar los dos en aquella cama que era el testigo mudo de ese amor contenido, todo lo dieron se entregaron por completo, amanecieron abrazados pero al despertar la dura realidad, justamente eso era lo que ella había querido evitar ser un instante en la vida de su amor, estar en el pasado o solo ser un recuerdo, necesita ser su todo, su hoy, su futuro pero sabía bien que no sería así, que existían muchas cosas que los separaban, los dos se miraron a los ojos mientras se vestían,  se abrazaron, se besaron y se dijeron un hasta siempre aunque ya no volverían a verse nunca más.   



EL MILAGRO DE SER MAMÁ
Pensamientos y más pensamientos llegaban a la memoria de Margarita como había pasado tan rápido la vida, ¿Cuándo es que todo cambió? ¿Cuándo fue que se enamoró sin medida? Y sobre todo sin pensar en las consecuencias, a lo mejor imaginó una familia, y de esa forma soñó con vestido blanco, una reunión para festejar a los novios, muchas ideas rondaban su cabeza, cuando aquel hombre al que amaba, -con el que se suponía pasaría el resto de su vida- le dijo que no podía hacerse cargo
del bebe que ella esperaba. Se le cayó el mundo, no sabía que sería de su vida, como tomaría la noticia su familia, temía defraudarlos pero ya era tarde para lamentaciones, una vida crecía en su vientre y ella era feliz por eso.
Como era de esperarse su familia no lo vio con buenos ojos, sino como un pecado, en aquel tiempo las chicas de su casa se casaban y luego tenían hijos, claro que fue señalada por aquel error, pero muy dentro de ella se decía que un hijo nunca es un error, los nueves meses de gestación fueron un martirio porque la gente murmuraba  e incluso su familia renegaba, su barriga cada vez más grande y su ilusión por ver a su hijo aumentaba, cuando llegó el día del parto su madre la acompañó pero el niño tenía dificultad para salir, el médico debía salvar aquellas vidas, pero lamentablemente utilizaron forces que en ese entonces se empleaban para sacar a los bebes, los dos sobrevivieron, pero cuando cumplió tres meses algo raro se suscitó el pequeño no crecía normalmente como los demás.
Margarita y su hijo visitaron a muchos doctores, ella para solventar gasto comenzó a trabajar, pero nadie le dio esperanzas él no podría caminar, ni hablar, ella quedó devastada por tan terrible noticia, sin embargo nunca perdió la fe en Dios, sabía que debía luchar por su hijo y sacarlo adelante, el tiempo pasó y Ángel su hijo crecía lleno de gracia, aunque no podía hablar entendía lo que se le decía, cuando cumplió su primer añito, le organizaron una fiesta y ella confeccionó gorros y todo para que la celebración quede muy hermosa, Ángel rio todo el día y Margarita también era feliz por la bendición de tener a su hijo.
Un día a su casa llegó una tía que era monja, le dijo: Margarita yo sé de un lugar donde lo pueden cuidar mejor a Ángel, ahí le tendrán el cuidado que necesita, con enfermeras especializadas para su problema, medítalo y luego me puedes llamar. Su tía viajó a Guayaquil, pero Margarita  aquel día no pudo dormir pensando lo que le proponía su tía, debía alejarse de su hijo, pero era por su bien, aquella semana había cavilado tanto que parecía que su cabeza estallaría en cualquier momento, sentía como si miles de grillos se introducían en sus oídos y no dejaban que pueda escuchar nada.
Para el día lunes la decisión estaba tomada, dejaría que su tía se lleve a Ángel a ese lejano lugar, ajeno a todo lo que le ocurriría Ángel sonreía y era feliz en su mundo donde su madre era su único amor, Margarita llamó a su tía y los vio alejarse en un taxi, ella no podía entender cómo podría vivir sin él, cada día llamaba al centro donde estaba alojado su niño, siempre le decían lo mismo: “está bien”, está progresando, pero algo dentro de su corazón le indicaba que no todo era verdad, más sin embrago espero ansiosa hasta que ella pueda ir a visitarlo, por la distancia, el tiempo, el trabajo y el dinero no podía ir todos los días debía esperar 6 meses hasta que pueda solventar gastos y viajar a ver como estaba progresando su hijo.
Cada día Margarita se atormentaba por permitir que Ángel esté tan lejos, nadie podría quererlo como ella, solo ella entendía sus gestos y deseos, pasaron los seis meses tan lentamente hasta que el día llegó,  no lo pensó dos veces y viajo hasta la capital a ver a su hijo, cuando llegó al lugar estaba ansiosa por descubrir cómo estaba su querido Ángel, lo buscaba entre los niños y entes que estaba en el centro de ayuda a las personas con discapacidad, la enfermera le dijo: Por favor señora acompáñeme al patio. Una vez en el sitio la enfermera le indico que ahí estaba Ángel, ella lo buscaba con la mirada pero no lo reconocía,  Margarita quería que un rayo la parta cuando vio a su hijo, casi no lo distinguió porque estaba tan delgado y bronceado por el excesivo sol al que lo habían expuesto.
Enfurecida como leona cuando sus hijos están en riesgo, le exigió una explicación por el trato tan inhumano hacia su hijo, las lágrimas afloraban tan fácilmente, como podría imaginar que su hijo no estaría bien atendido, inmediatamente arregló sus cosas y se lo llevo para su casa, nunca más permitiría que lo alejen de su hijo, Ángel estaba tan triste su mirada ya no era la misma, ¡qué pensaría aquel angelito! su madre no podía preguntarle y el jamás le respondería, pero su mirada lo decía todo, había conocido lo que es la tristeza.
Ya los dos en el cuarto de Ángel, Margarita le repetía que nunca más lo separarían de ella le repetía eso mientras lo abrazaba fuertemente, porque él si entendía, hijo querido mi niño nunca más te alejarán de mí, te lo prometo repetía Margarita, mientras se aferraba aún más a su hijo, fue cuando se produjo el milagro y Ángel le dijo mamá.   

          

CON LOS OJOS DEL ALMA
Fátima era una niña como cualquiera, pero si la mirabas bien te dabas cuenta que no lo era, ella era ciega apenas vio la luz, pero nunca pudo observar cómo eran las flores y sus divinos colores, su abuela le contaba sobre el cielo y el mar, el viento lo sentía y los olores los percibía mejor que nadie, sabía cuándo su prima llegaba porque perfumaba con su aroma a canela y vainilla mezclados con rosas, le encantaba jugar en el prado y hacer piruetas, su alegría contagiaba a los demás porque a pesar de tener su ceguera ella se movilizaba por el sector como si conociese cada parte.
A pesar de ser huérfana nunca se sintió sola, porque su abuela le había contado que sus padres siempre la amaron, aquel día en el que ellos perdieron la vida y ella la vista, todos comentaban que fue un milagro que ella se recuperara, porque estaba recién nacida, su madre la había protegido de tal manera que la pequeña Fátima se pudo salvar.
Su abuela le puso por nombre Fátima a la pequeña bebe como la virgen y sobre todo por el milagro de salvaguardarla,  llegó el día que Fátima debía ir a la escuela y conocer a gente nueva, su abuelita sentía el temor de que algunos sean crueles con ella por ser diferente, en el lugar no habían una escuela especializada para que ella aprenda y no tenía el dinero para enviarla a otro lugar.
 Es así que con todas las recomendaciones posibles Fátima concurrió al primer día de clases, cuando llegó hasta el salón se sentó en la primera fila, ella podía escuchar el murmullo de los otros niños, giró su cabeza y les dijo: “soy ciega, no sorda”, se puso de pie ante la mirada atónita de todos y  expresó: “Buenos días, soy Fátima y es cierto tengo una discapacidad soy ciega pero puedo escuchar todo lo que dicen, gracias por aceptarme en su salón”, ella se sentó y sonrió. El resto del día ella trató de escuchar detenidamente cada clase que la profesora daba y aprender todo, obviamente iba a ser difícil para ella poder asimilar cada enseñanza,  pero iba a luchar por conseguir su cometido.
Los niños la miraban como alguien raro, ya saben cómo suelen ser crueles ciertos niños, no es que sea su culpa sino de los padre que los crían, en recreo le ponían sobrenombres y se burlaban de las personas que como ella tenían algo diferente, Fátima solo escuchaba no podía verlos, pero sabía quiénes eran, ya había captado la voz de cada individuo, de los agresores y de los agredidos, la voz chillona era sin dudas la de Rosita, esa voz fuerte era la de Francisco, ella le gustaba decirle Panchito con cariño, la voz de Mirian la tímida era tan bajita que casi no se le podía escuchar, pero la que le gustaba más era la voz de Rosario era tan sutil, tan dulce y melodiosa, la que no le gustaba para nada era la voz de Orfilio, hasta el nombre era feo -se decía-, esté niño era el que ponía apodos y trataba mal a todos.
Al paso de los años ella se acostumbró tanto a sus compañeros,  la apreciaban por ser una chica buena y ella los quería, aunque no los veía sabía cómo era cada uno. Un día al salir al receso como de costumbre, Orfilio se le acercó a Fátima y le comenzó a proferir los peores insultos le dijo desde anormal, hasta horrible criatura, pero al notar que a Fátima no le importaba lo que él le decía, comenzó a agredirla físicamente, la empujó y la hizo caer, Fátima sonrió y el  no entendía porque sonreía, entonces ella le explicó claramente las cosas que podía sentir a pesar de no poder ver.
Le dijo: Orfilio te diré algo que espero jamás lo olvides, yo no puedo ver es tan cierto como que tú puedes hacerlo pero en realidad no lo haces, y esto es una lástima porque te pierdes  de la verdadera esencia del ser humano. A pesar de estar ciega puedo sentir que Panchito, es un niño muy gracioso y su risa es un sonido tan agradable que me contagia a reír siempre, Rosita que voz tan peculiar, es la niña más traviesa que he conocido, siento que ella es como el sonido de las campanas cuando llaman a misa y los grillos en el silencio de la noche, por otro lado la sencillez y timidez de Mirian se me parece a la breve lloviznas de un atardecer cuando los aleteos de las aves me hacen recordar que viajan hacia el sur, y Rosario aquella dulce niña que su voz se asemeja al trinar de los pájaros en una mañana soleada y al sonido del mar cuando las olas golpean las costas. Orfilio quedó estupefacto con la descripción que hacía Fátima de cada uno de sus compañeros, fue entonces que él le interrumpió para posteriormente decirle: “Y yo como me ves, perdón como me sientes”, Fátima sin miramientos le replicó: Recuerdo un día cuando fui a la ciudad escuche mucho ruido de bocinas, pude percibir el olor desagradable de comida en mal estado, de la gente gritando, la polución de los autos, de agua en charcos, zumbidos  de  mosquitos y moscas, de esa manera te siento yo Orfilio.
Entonces enfurecido le increpó a Fátima diciéndole que ella ni siquiera sabía cómo él era y como podía sentirlo de esa manera, se rio a carcajadas él muy dolido,  y le contestó: Te voy a sacar de tu ignorancia ciega tonta - le dijo un iracundo Orfilio- Claro que  Panchito es muy gracioso pero por su gordana, es un niño obeso sin nada de gracia solo de grasa, La timidez de Mirian se debe a que es una niña más pequeña que un piojo y sus dientes de conejo que le llegan hasta el suelo, Rosita ja ja ja déjame decirte que ella es una niña horrible, desgarbada, con ojos saltones y pecas por toda su cara, en pocas palabras un guineo mosqueado,  y la dulce Rosario que de rosa no tiene nada, ni su olor, es una niña creo la más fea, además es negra yo jamás sería su amigo, y por último quedó yo te voy a describir como soy en realidad, soy un niño muy blanco casi como la leche, mis ojos son azules como el cielo, mis dientes perfectos, soy muy bien parecido, concluyó Orfilio.
 Fátima escuchó detenidamente todo el relato de su compañero, y le dijo: sí, esa es la manera como el mundo de los videntes miran a los demás, solo observan lo de afuera, tasando a los demás por cómo se ven externamente, en cambio en el mundo de los no videntes o de los ciegos, si así nos desean llamar, miramos al mundo de otra forma, para nosotros todos son iguales por fuera, lo que cambia es su interior, podemos sentir su alma, su esencia es lo que realmente nos importa, no así su exterior sino su interior, espero de todo corazón que algún día lo entiendas. Porque si todos fuéramos ciegos a lo mejor el mundo sería diferente. Aunque me gustaría ver las cosas hermosas que mi abuelita me ha contado, quisiera cerrar los ojos, solo a la discriminación racial, social y de toda clase, solo si el mundo cerrara sus ojos por un día podría darse cuenta que todos somos iguales. Orfilio se rascó la cabeza e hizo una mueca como si no entendiera una sola palabra, bajó su mirada y  caminó como si no le importara el mensaje que le intentó dar Fátima.
El tiempo pasó como agua entre los dedos, tan rápido que ni se dieron cuenta, Fátima llegó a ser una gran escritora, Francisco un comediante muy importante, Mirian por su tamaño se convirtió en una famosa bailarina de ballet, Rosita la escuálida se transformó en  una hermosa modelo renombrada, la dulce Rosario con su impresionante voz se convirtió en una cantante admirada por todos y además estudió medicina siendo una doctora altruista, todos ellos habían logrado la fama, pero lo más importante eran felices con familias y amigos que los amaban, y Orfilio pobre de él, llegó a tener tanto dinero como pudo, enceguecido por las cosas materiales, se compró todo lo que el dinero lo da, menos lo que realmente importaba, nunca entendió lo que aquel día le explicó Fátima, lamentablemente Orfilio perdió sus valores, pensó que el dinero podía comprar el amor, los amigos y se equivocó, ya viejo, solo y totalmente ciego por la diabetes, se dio cuenta de las palabras que un día su compañera Fátima le explicó, él  había perdido los ojos  físicos, pero también hace tiempo había extraviado los ojos del alma.    






LAS CARTAS DEL BAÚL
Aquel baúl estaba escondido en un lugar donde los dueños de lo ajeno no lo hallaran, porque guardaba un gran tesoro. Marycruz sabía que ahí se encontraban todos los recuerdos que le devolvían al pasado. Cuando la melancolía llegaba ella se sujetaba a su baúl  lo habría y tocaba su más preciado tesoro, eran momentos únicos donde ella se reencontraba con su madre, la cual le había escrito las más bellas misivas, que en la distancia su mamá cada semana enviaba. Aquella carta que junto a un cartón con comida le llegaba a su querida hija
.
Marycruz lloraba con estas cartas, porque en cada línea estaban las más tiernas frases de amor, que solo una madre puede escribir a su hija, donde le expresaba cuanto la extrañaba, que ya el tiempo se encargará de unirlas nuevamente, Marycruz tuvo que viajar a buscar un trabajo a otra localidad por que las posibilidades de laborar en su pequeña ciudad eran casi nulas, desde entonces madre e hija sufrían tanto por aquella separación, pero las cartas las unían tanto, era emocionante para Marycruz cuando llegaba el cartón, pues lo primero que buscaba era la carta que su madre escribía, donde le contaba con lujo de detalles todo lo que le había ocurrido esa semana.
Así transcurrieron los días, los meses y pasaron dos años desde que Marycruz se alejó de su gordita como ella le decía, había acumulado cierta cantidad de cartas que ella guardaba con mucho cuidado en un pequeño y viejo baúl, las veces que ellas se veían era maravilloso sentir ese halo de felicidad que se podía percibir en el aire, claro que nunca hubieran querido apartarse pero el destino quiso que fuera así. Cuando volvía a su realidad sus cartas eran su refugio y sabía que en la iteración de aquellas frases de cariño, le hacía saber lo afortunada que era por tener a su madre, eso la fortalecía para seguir luchando cada vez más, para algún día, ¡quizás algún día! volver a su casa junto a su querida mamita.
Un día le llegó la noticia que su gordita debía operarse, Marycruz como hija preocupada le explicó que ella deseaba estar en aquella intervención quirúrgica, así que se decidió el día que a su madre debían extirparle un tumor benigno que tenía alojado en el útero, Marycruz viajo a su ciudad, pero algo inesperado ocurriría algo que jamás imaginó, su madre, su querida madre, su adoración salió de la operación adolorida, al siguiente día conversaron un poco, se rieron otro tanto recordando ciertas anécdotas del pasado, ese instante sería el último dialogo que tendrían, porque su madre aquella tarde triste cerró sus ojos para siempre, aquel fatídico día Marycruz le gritaba que se despierte que no la deje sola, que ella le había prometido estar juntas otra vez y ya nunca más la vería, fue algo que nunca  podría borrar de su mente.
El tiempo pasó, pero la vida ya no tenía sentido para Marycruz, trabajaba por trabajar, vivía por que debía hacerlo, aunque ya no quería hacerlo. Pensando que podría encontrarla en su casa, renunció a su trabajo y regresó a su hogar donde había sido tan feliz,  pero que enorme desilusión saber que ya nada sería igual. Una noche sola mirando las estrellas por la ventana de su cuarto, mientras sus lágrimas mojaban sus blancas mejillas, se acordó de las cartas escritas por su gordita, del baúl donde las guardaba parecía como si una luz brillara, de ese pequeño cofre emanaba un olor a rosas y a madera recién cortada, fue cuando al sacar la primera carta y leerla detenidamente le explicaba que no debía estar triste,que ella era especial que cada madre ama a su hijo con todo su corazón,  por lo tanto debía sentirse feliz y en el caso de que algún  día ella faltará, jamás estaría sola, que siempre la acompañaría su ángel guardián.
Marycruz respiro profundamente experimentó una calma y paz como nunca antes la había sentido, se sintió regocijada con una tranquilidad interior, fue entonces cuando entendió que jamás se rompe una promesa, mucho menos la de una madre, todo el tiempo había estado velando y cuidando cada paso que ella daba, su madre no había roto su pacto, ella nunca se había separado de su hija querida  Marycruz, pues siempre sería su ángel guardián.

Nota: Este relato va dedicado para mi hermana, por siempre estar junto a mi en las tristezas y alegrías, en mis fallas y en mis aciertos, por ser mi amiga, mi confidente, mi apoyo, por compartir la soledad de perder a una madre y la alegría de saber que nunca se fue, porque cada día mi mami nos da muestra de su amor, aunque ya no este físicamente, la sentimos espiritualmente a cada instante y sus cartas son el tesoro mas grande que tenemos.     

MARY CORAZÓN
Mary miraba por la ventana mientras lavaba los platos, tarareaba como siempre alguna canción,  soñaba con ser una gran actriz, y de rato en rato volvía a su realidad, que no era de una niña común de diez años, ella era la mayor de siete hermanos, las tareas eran muchas y sus sueños también, era una magnífica alumna y eso que no podía dedicarse como ella quería a sus estudios.
 Los sábados cuando llegaba la feria al pueblo donde vivía era todo un espectáculo para ella, pues llegaban vendedores y charlatanes de todos los lugares, la ruleta, las ollitas de barro, pero sobre todo un hombre que vendía menjurjes para sanar toda dolencia y de vez en cuando gritaba que si compraba algún ungüento medicinal, sacaría la serpiente que tenía en una maleta, y Mary como toda niña curiosa esperaba hasta que el hombre haga una venta y por fin pueda ver a dicho ofidio, pero nunca lo veía, y no es que el tipo no haya vendido sus pociones simplemente no tenía ninguna víbora en aquella maleta.
 Mary se concentraba tanto en la maleta la veía, se imaginaba como sería y así se le pasaba tan rápido la mañana, hasta que le daban las doce del día y tenía que correr a su casa, que probablemente lo que le esperaba era una tremenda paliza, pues no había preparado el almuerzo para sus hermanos y mamá que tenía un puestito en el mercado. Pero ella gustosa aguantaba con tal de algún día ver aquel reptil y así esperaba con ansias cada sábado, para nuevamente ir al lugar donde aquel desconocido se adueñaba cada mañana soleada de sábado.
Y así transcurrieron los años, Mary se convirtió en una hermosa señorita, crecieron sus sueños y también su familia, el último parto fueron gemelas así llegaron a ser doce contando con ella, en su casa faltaba el dinero, bueno faltaban muchas cosas, lo que nunca falto fue amor, creatividad e inteligencia, su madre era muy trabajadora y buena, sus hermanos unos pícaros inteligentes, nunca se aburrían cada día era una historia que contar.
Un día Mary se levantó con un nuevo sentimiento quería volar, pensaba si se iba lejos a buscar un futuro mejor, pero ponía los pies en la tierra y entonces dejaba de soñar, pero quería volar se veía como una aeromoza viajando por el mundo, conociendo tantos lugares a personas distintas, ella soñaba con volar era una sensación diferente un poco desconocida pues nunca se había subido a un avión, levantaba sus brazos como pájaro en pleno vuelo y cerraba sus ojos para olvidar un poco su vida y responsabilidades a tan corta edad.
Cuando escuchaba alguna canción regresaba su sueño de ser cantante o poetisa, muchos versos escribió pero se quedaron en el olvido no hubo nadie que los leyera y le diera el impulso que ella necesitaba, pasaron los años tuvo unos cuantos novios hasta que por esas cosas del destino se encontró nuevamente con su amor de adolescencia, decidieron unir su amor para siempre y así se consumo el momento único donde entregaría lo más preciado lo que había guardado para un hombre especial, el que la acompañaría para toda su vida.
Mary había dejado atrás sus sueños de infancia y adolescencia ahora comenzaría un nuevo reto el de ser mamá, su esposo y ella soñaban que sus hijos nacerían con una estrella en su frente, tuvieron tres vástagos a los cuales amó profundamente, no nacieron con la estrella en la frente, nacieron con su corazón, pues con viento, lluvia o sol ella siempre sería Mary Corazón.    



EL DÍA QUE EL SOL SE ENAMORÓ DE LA LUNA

 El sol astro único por su brillo, el esplendor que irradiaba lograba la admiración de todos, a pesar de ser amado por muchos se sentía solo, le faltaba el amor pero nadie podía acercarse porque su calor intenso enceguecía a todo aquel que lo miraba, ¡Qué tristeza sentía el pobre sol! su soledad hacía que se aísle cada vez más.
En los atardeceres escuchaba a la gente hablar de una tal luna, que era una hermosa poetisa, solitaria igual que él,  sabía de ella por las parejas que esperaban hasta que él se esconda, para poder admirar a la dichosa luna y así pueda leerles los más tiernos poemas. La curiosidad por conocerla lo desesperaba, porque lamentablemente cuando él se escondía en el ocaso, en ese mismo instante ¡justo ahí! ella salía. Solo podía ver un poco de su luminosidad, de repente tuvo una idea maravillosa, pensó: y si me escondo más tarde de lo usual a lo mejor podría hablar con ella.
Y efectivamente así lo hiso, un día brillo más de lo normal hasta muy tarde, esperando el momento propicio para el encuentro con ella, es así que cuando Luna lo vio se quedó enceguecida, se miraron y aquella primera vez fue el más hermoso momento, sentían que de alguna manera ya se conocían de antes de algún tiempo atrás, pero como podía ser si nunca antes se habían visto, el Sol nervioso no atinaba que decir, un simple hola fue el comienzo de una amistad y de repente se perdió en el horizonte, Luna sintió una tristeza extraña, jamás, jamás nunca antes lo había sentido, ese palpitar fuerte, ese sentimiento de pérdida pero si era la primera vez que lo veía ¿cómo era posible? y se dijo la Luna sonriendo:  no, no es imposible enamorarse a primera vista. Y volvió a su rutina, a escribir y leer su poesía a las parejas enamoradas que la esperaban ansiosas, alguno que otro solitario que la llamaba con intensidad era tan solicitada ella, pero sabía cómo era sentirse así tan sola, rodeada de tanta gente pero al terminar la noche tan sola.
En la mañana siguiente el Sol resplandecía más que nunca, toda la gente asustada por ese día tan caluroso, estaba tan radiante y es que no había dejado de pensar en aquella Luna la poetisa, quería verla nuevamente pero era imposible como podrían verse nuevamente, así que ideó la forma de esperarla cada día al atardecer y dejarle notas de amor y diciéndole cuanto la admiraba, la Luna igual le escribía los más bellos poemas y se los dejaba grabados en el mar, así comenzó tan raro idilio, aunque no podían verse, sabían que eran el uno para el otro, eran el complemento perfecto.
Un día el Sol que era más osado en las cuestiones del amor, le dijo a su Luna que la amaba y que ya no podía vivir sin ella, que la necesitaba tanto que debían estar juntos, Luna un poco temerosa le dijo que era imposible tal encuentro, ella se conformaba con saber que él la amaba y con el hecho que existía, que estaba para ella cada día, pero el Sol no podía tapar su desesperación, así que Luna accedió, pactaron su encuentro para el fin de semana, los dos se prepararon para su primer roce.
El fin de semana llegó, el cielo era su celestino el sol brillaba tanto, ansioso y con los nervios de que su Luna poetisa se haya arrepentido, pero de repente llegó, ¡la vio! -ya de cerca estaba más linda que nunca- y fue entonces que se dio el eclipse SOLAR, esa fusión en estos dos astros únicos, juntos se olvidaron de todo y de todos, vibraron, se sintieron tan felices, pero la felicidad les duró poco, porque la gente gritaba, lloraban, se abrazaban y rogaban al cielo que el mundo no se acabe, en un instante se percató la Luna el desastre que habían causado, inmediatamente se alejaron con lágrimas en sus ojos, entonces comprendieron que su amor era imposible, aunque se amaban sabían que nunca podrían estar juntos, como todos los enamorados, como dos novios normales, eran dos astros juntos formaban un milagro hermoso, pero que no podía darse por mucho tiempo por los efectos colaterales y daños a terceros que sucedían con su unión.
Desde ese día decidieron alejarse no sin antes declararse amor eterno, sabían que se amaban, sus corazones partidos en dos por la pérdida después de haberse encontrado, alejarse para siempre era algo que no podrían soportar, sería una muerte lenta para sus  almas, entonces para no sentirse tristes cada uno le dejaría al otro señales de su amor. Por su parte el sol se alió a la lluvia para formar un arcoíris y decirle a su Luna cuanto la amaba, y Luna le hablo a las estrellas, para que de vez en cuando alguna de ellas, sea una estrella fugaz llevándole los poemas que cada noche le escribía a su amor eterno “el Sol”. Se dice que desde entonces  cada año suceden sin falta dos eclipses solares, porque no pueden aguantar por tanto tiempo su soledad.



EL TREN DE LAS OPORTUNIDADES

Dicen que el tren de las oportunidades pasa solo una vez en la vida y no hay que desaprovechar cuando llega, muchos esperan el momento indicado, para subirse y no bajarse jamás una vez que encuentran su tren. Este puede ser de diversos colores formas e ir en diferentes direcciones.
Una vez vi un tren con muchos vagones, luces resplandecientes que llamaban mi atención dijo Lucia, pero no tuve el valor de subirme, temía que al hacerlo podría caerme y luego como me levantaría, así concluyó su versión sobre el tema. ¿Es que acaso la gente no sabe que hay maneras de limpiarse el polvo si te caes? o es signo de  cobardía el nunca intentar subirte a tu tren. Oí muchas versiones, algunas fantásticas, difíciles de creer, otras muy comunes, es que hay trenes pequeños pero que no dejan de ser trenes.
La mayoría de las personas no saben cuando pasó su tren, ni siquiera lo advirtieron fue un súbito movimiento o un pequeño remesón, o de pronto pasó tan rápido y ellos estaban ocupados en otras cosas, he visto sus caras de decepción esperando que pase algo en sus vidas e inclusive preguntan la hora de llegada del tren, pero es que no tiene hora específica de arribo, simplemente llega en el momento menos esperado.
Pero la pregunta que todos se hacen es ¿Existe un solo tren? o tal vez  tenemos más de un tren que avistar, muchos confunden que debería llegar su tren para ser exitosos, o que esto conlleve a tener dinero, el tren trae consigo “felicidad” algo que no se puede comprar, ni adquirir en una tienda, te da la oportunidad de hacer lo que más te gusta, o para que has sido colocado en este mundo.
Cuando estas frente a frente con tu tren te das cuenta de inmediato, sabes que es el instante que siempre estabas esperando, a pesar del miedo que cala tu alma por saber que pasará después, temor a lo desconocido, si es en la noche las luces te enceguecen un poco, pero si es en el día y tu tren va acompañado de un arcoíris o de un sol que brilla más que nunca ni siquiera lo pienses súbete de inmediato sin pánico al resbalón.
Puede que anteriormente hayan dejado pistas de cómo encontrar tu tren, o que algún amigo te diga como fue cuando lo encontró, recuerdo que pensaba que mi tren ya había pasado. Un día como cualquier otro mientras pasaba por las rieles de un ferrocarril que estaba en desuso, cavilaba sobre mi vida y mi crisis existencial, cuando llegué a la estación, de repente a lo lejos divisé como se acercaba un tren, me sorprendí tanto, el rostro se me iluminó era como yo me lo había imaginado siempre, tan resplandeciente lleno de luz, sabía que era el momento, mi lugar, era ese “mi tren” ni siquiera lo medite simplemente me preparé para emprender mi viaje y ahí me encontraba yo, esperando con muchas ansias pero sabiendo que no podía esperar más y que debía hacer todo lo posible por mantenerme dentro del tren pues el me daría parte de la felicidad que tanto había pedido.  
Si aún no encuentras tu tren no desesperes sigue esperando a que llegue, mientras tanto lucha cada día por encontrarlo.    
   

BALCONES DE ESPERANZA



En un pueblo polvoriento donde el único sustento era la extracción de oro, metal que se había convertido en la perdición de muchos hombres y que dejaría para siempre las huellas de su paso por el lugar, se levantaron muchas viviendas de madera que los americanos al llegar a este sitio construyeron para sus trabajadores y para ellos mientras se alojaban en tan calurosa zona.
En las tardes se olía como se tostaba café para el entredía, las mujeres se asomaban a sus balcones y llamaban a sus hijos que jugaban sin parar o se resbalaban con cartones por sus calles empedradas. Por la noche se acercaban nuevamente a los balcones a tomar el fresco  y así divisar una estrella fugaz a la cual pedirían un deseo.
Entre tantos balcones una mujer de ojos verdes como el mar se posaba sobre su ventana, Esperanza era su nombre, sus ojos se le llenaban de lágrimas al ver que sus hijos le pedían y ella no podía brindarles todo lo necesario, hacía lo que podía, trabajaba duro y  también cosía, pero aun así no era suficiente, alguna vez escucho la historia de la mujer que vivía en un zapato con sus doce hijos ella se identificaba se sonreía y se secaba las lágrimas sabía que la pobreza era algo momentáneo, lo importante era que tenían salud e inteligencia, lo demás vendría por añadidura con la gracia de Dios.
Una mañana Esperanza mientras estaba en su trabajo, había dejado a sus dos hijos más pequeños en su casa los cinco estaban en la escuela, cuando de repente observó como la gente corría y gritaba, no alcanzaba a oír lo que decían, entonces llegó una vecina corriendo y entre sollozos le dijo: ¡Esperanza tu casa se quema!, ella sintió desfallecer, por un instante notó que su corazón dejo de latir, no reaccionaba no podía creerlo, sus dos hijos estaban ahí, la casa era de madera -sus niños no podían salvarse-, ella corrió como si se tratase de una de las mejores atletas. Cuando llegó, vio su casa en llamas los vecinos intentando salvar lo que se podía.
Esperanza gritaba: ¡mis hijos, salven a mis hijos!, pero las llamas no permitían que nadie pueda ingresar, el  fuego estaba por todos lados, hasta que llegaron los bomberos todo se había consumido, Esperanza estaba devastada, lo único que podía repetir era, que había sido culpa suya, pues a su hija la había amarrado a la pata de la mesa por muy andariega -no se podía perdonar-, lloraba desconsoladamente los vecinos la calmaban pero el dolor de una madre cuando pierde a un hijo no se puede calmar con un palmoteo en la espalda, es un dolor que tardaría años en sanar.
Vio hacia el cielo y le rogó a Dios: yo no te he pedido riquezas, solo te imploré que mis hijos estén bien. Sus ojos no podían creer lo que veían, totalmente sorprendida de que su ruego haya sido escuchado, observó que su hija la que imagina ya incinerada, estaba en una loma y desde ahí le alzaba la mano, sintió que su alma retornaba al cuerpo, subió en estrepitosa carrera hacia la colina y abrazó fuertemente a sus hijos, que habían podido salvarse del incendio, estaba perpleja de como sus ruegos fueron escuchados, y una vez más le habló a Dios, esta vez no con reproches sino en agradecimiento, le dijo: Dios te agradezco por mi nombre  pues hoy he vuelto a nacer, si las llamas consumieron lo material, de las cenizas nacieron todas mis "esperanzas", porque me has devuelto a mis hijos que pensé  habían muerto.
Y es así que después de unos años emigró a otra ciudad con toda su prole, con nuevas ilusiones avizorando un futuro mejor, pero lo más importante con salud, amor y dejando atrás aquellos balcones llenos de esperanza, para transformarlos en realidad. 



MUJER LÁGRIMAS
Solitaria vagaba por las calles pensando que algún día tropezaría con ese ente especial que la llenaría de todo el amor que ella deseaba encontrar, el príncipe azul que en algunos cuentos siempre nombraban, pero sería tan solo fantasía o realmente existía, algunos le decían que estaba loca por buscar algo inexistente, pero ella encogía los hombros y les decía que no importaba si en el camino no lo encontraba, lo importante era buscarlo, porque muchos se quedan estáticos esperando y nunca llegan a encontrar a su amor, por lo menos ella lo intentaría.
 Y así paseaba por los lugares más recónditos de aquella gran ciudad, a veces ni el frío hacía que detuviera su búsqueda, y el calor le daba más fuerza para no desistir de poder hallar a su amado, miraba en cada mirada, en cada sonrisa pero no se miraba, quería ver sus almas pero no podía eran tan oscuras algunas, ni siquiera un brillo  ni un indicio de sentimiento, con mucha frialdad se topo, hasta miedo le dio saber que en el mundo existían personas así, sin sentimientos,  vacíos, inertes, algunos tan solitarios como ella, aunque a diferencia de estas personas ella si tenía sentimientos y quería compartirlo con su amor el que sería para siempre.
Lo intentó todo, mensajes en botellas tiradas en el mar, una vez escucho que los mensajes pueden leerlos y si su amado leía su carta vendría a su encuentro, pero nada, no aparecía   y ella poco a poco se iba consumiendo en la tristeza, ya casi no tenía lágrimas de tanto llorar por ese alguien que sabía que existía y que estaba perdido, buscándola desesperada mente igual que ella, hasta pensó poner un anuncio en el periódico, pero también se dijo irían a su encuentro desconocidos y ella solo quería que él llegue, que su gemir en las noches haga eco en la luna y esta le haga llegar el doloroso sentir de un corazón solitario.
Sus huellas habían marcado un camino por el cual ella siempre transitaba, un lugar lleno de flores donde las mariposas y abejas hacían el trabajo perfecto de la polinización, a ella le encantaba pasar las tardes ahí, pensando, escribiendo o solo imaginando como sería si su eterno amor estuviera a su lado, cuantas cosas le diría, cuantas caricias le daría, los cientos de besos guardados y los miles de abrazos reservados solo para él, las palabras más dulces le diría a su oído y lo llenaría de flores y el haría lo mismo porque las almas gemelas son así.
Cansada de esperar a su amado y creer que nunca llegaría, se formó una especie de lago con sus lágrimas, ella se consumió y el lugar se transformó en un sitio tan hermoso porque nacieron las más bellas flores que sus lágrimas regó. Sus huellas marcadas en aquel paradisíaco lugar, un día fueron llenadas por un joven misterioso que llegó ahí, él se dio cuenta que eran sus huellas, “pero si nunca había estado ahí “ se dijo, como podían estar sus pisadas, sintió en el viento un murmullo, era una voz que le decía: ¡por fin llegaste!, él lloró por que había llegado tarde, entonces sacó un libro donde él le había escrito los más hermosos poemas a su amada si la encontraba y ahí se quedó sentado leyéndole al viento, aunque no solo, porque su amada siempre le iba acompañar en el viento, el sol, las flores y la luna.


Paquita y Elíseo
Aquel día, debía de ser el más hermoso amanecer porque nació la más bella flor, tan dulce criatura que llenaría de alegría la vida de varias personas, Rosa Paquita así la llamaron, llena de luz irradiaba alegría, una niña tan fácil de querer. Llegó el día de ser bautizada, es así que sus padres eligieron a tres personas que cuidarían de ella en caso de que ellos faltaran, y no pudieron hacer mejor elección por que fueron como sus segundos padres, la querían tanto y Paquita igual los adoraba.
Pasaron los años la niña iba creciendo y su Tata como ella le decía a su padrino la quería cada vez más, era tan bella Paquita cada día sus ojos vivaces lograban que su padrino le de todos los gustos que ella pedía, su padrino tenía un local donde vendía las más lindas telas y Paquita cada vez que  llegaba la nueva mercadería ayudaba a su padrino y él sonriente le decía: “hijita escoge todo lo que tu deseas y manda hacer los más lindos vestidos y me dices cuanto te costará que yo pago”.
Su padrino no tenía esposa ni hijos por lo tanto Rosita era la única en quien depositaba su cariño, cada mañana lo primero que hacía Paquita era levantarse y observar por el balcón a su padrino que vivía en frente, Paquita era feliz y así su vida dejaba una ráfaga de luminosidad que nadie apagaba, Todos querían a Paquita quien no lo haría, si era una niña buena.
Paquita se hizo señorita pero aún era niña para muchos que la mimaban, a su corta edad con solo catorce años se enamoró, sus padres tenían una mejor posición económica que la de su enamorado quien era pobre y no tenía nada material que ofrecerle, más sin embargo Paquita se enamoró perdidamente de Elíseo su nombre le recordaba a  Los Campos Elíseos, aquel lugar sagrado donde las almas de los hombres castos y los luchadores épicos llevaban una existencia dichosa y feliz, en medio de parajes hermosos y exuberantes.
La historia de ellos comenzó, un amor puro, único de esos que vemos en las películas, para Elíseo ella era su musa, un diamante que robaría si era preciso, la quería para él y nada ni nadie los separaría.
Elíseo comenzó a trabajar en una radio local y desde ahí le mandaba los mensajes más hermosos a su princesa, quería comprarle un castillo para vivir felices para siempre, Elíseo soñaba con una vida feliz junto a su amada, eran muy jóvenes para entender lo que conlleva una relación seria como el matrimonio, pero se amaban eran el uno para el otro, habían nacido para estar juntos así que un día decidieron irse para consumar su amor en el acto más sublime y especial, ya no cabían dudas ellos eran uno, así lo había decretado Dios el día que nacieron y tuvieron la suerte de encontrarse.
La madre de Paquita casi muere al enterarse que su niña, la más pequeña había decidido irse de casa, inclusive fue hasta el lugar donde se alojaron los amorosos, pero nada pudo hacer, le suplicó a su hija que regrese, pensó hasta quitársela, le ofreció muchas cosas para que retorne a casa, pero Paquita fue tajante y le dijo que aquel pequeño cuarto era de ahora en adelante su hogar y que Elíseo era el hombre con el cual compartiría para siempre su vida, su madre le contestó: Paquita, hija eres muy joven para saber lo que es el amor y las responsabilidades de un hogar, ¡si tú no haces nada en casa! y con él no tendrías todo lo que ya posees. Paquita nuevamente dejó perpleja a su madre con su contestación, le dijo: Es verdad nada material puede ofrecerme porque es pobre, pero todo lo que no puede comprarse con dinero si, El amor verdadero y puro que siente por mí, riquezas “no”, pero el respeto y fidelidad por siempre “si”, tal vez un palacio “no”, pero un hogar donde reine la paz “si”, posiblemente viajes y joyas “no”, pero sé que me elevará al cielo con las más hermosas palabras y las joyas serán nuestros hijos los que tendré con él y que nos harán ricos con su sola presencia.
Su madre volvió a insistir y le explicó: reacciona Paqui y vuelve a casa te lo pido o si no te llevo a la fuerza,  Paquita se aferró a la cama que había en la habitación y le refutó: si me llevas ahora yo me vuelvo a ir y si mil veces me separas de mi amor mil veces huiré a sus brazos, porque a ellos pertenezco. Su madre entendió entonces que sería imposible separarlos y dejo que Paquita se quedara, pero con la condición de que se casaran y que ella terminara sus estudios, y así lo hicieron se casaron, ella debía terminar sus estudios en aquel pequeño pueblo y él debía ir a la universidad a la gran ciudad, una separación corta pero unidos ya por una vida que Paquita llevaba en su vientre, los años pasaron ya los dos en la gran ciudad, lograron juntos con lucha y tesón todas las metas propuestas, un hogar como Elíseo le había prometido donde ella era la reina, lleno de paz y amor, tres hijos sus joyas más preciadas, nada podía empañar su felicidad  muchas cosas vivieron algunas tristes otras felices.
Siendo una pareja tan unida, ejemplar que siempre ve el lado positivo hasta en las enfermedades, Paquita y Elíseo dieron cobijo a todo aquel que lo necesitaba por eso Dios siempre  los bendecía cada vez más, cuando cumplieron cuarenta años de casados Paquita y Elíseo volvieron a renovar una vez más sus votos, se miraron a sus rostro enamorados como la primera vez, nerviosos pero seguros del paso que dieron aquel día que juntaron para siempre sus almas y sus vidas. ¡Ahora! le dijo Elíseo a su Paquita, ahora sí, nuestra felicidad es completa mi amor, mi único amor, mi amor por siempre, nunca dude cuando te vi sabía que eras para mí, sabía que siempre estaría junto a ti en el bien y en el mal, nuestra felicidad es completa tenemos a nuestro hijos y nietos hermosos, a todas las personas que amamos y que nos aman reunidos aquí, que más se puede pedir si Dios ya nos dio todo, mucho más de lo que imaginamos, Paquita mi amor, mi corazón es para ti.  

23 comentarios:

  1. Manifiestas tu felicidad del tal manera que me contagiaste. Felicidades

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    1. Muchas gracias, eso intento dar un mensaje positivo, que aún en estos tiempos tan convulsionados existen personas que se aman verdaderamente

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  2. Que belleza en tu sentir, Catherine, me gusta mucho tu lo que escribes, lo que irradias, lo que expresas...Siempre que puedo te leo.. no me canso...por eso muchas veces te comparto...Tengas bondades... Besos bella!

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  3. Muchísimas gracias Clarisa, realmente aprecio tus palabras, me siento halagada que leas mi blog y que te guste, escribo historias que motiven a creer que a pesar de que en el mundo está atestado del desamor, odio, envidia, a pesar de ello, aún con todo eso, todavía en el mundo hay personas que creen en el amor incondicional, en el amor verdadero, en el compartir, es que muy pocas veces se cuentan las historias de gente buena, la televisión está saturada de noticias malas, gracias nuevamente Clarisa y se por tus poemas, lo intuyo que eres una persona muy sensible y buena, saludos amiga.

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  4. Me gusta la historia, porque es la realidad de la vida actual, pues yo creo en el amor verdadero, pero está el ser humano muy frío y superficial, aunque todavía queda gente de buenos sentimientos. Besos

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  5. MUCHAS GRACIAS CARMEN, ES VERDAD EN LA ACTUALIDAD EXISTE MUCHA SUPERFICIALIDAD, LA GENTE SE OLVIDÓ DE LA VERDADERA VALÍA DEL SER HUMANO, ESTAMOS AQUÍ PARA DAR TODO LO MEJOR DE UNO Y ESO COMPARTIRLO CON LOS DEMÁS, UNA PERSONA FELIZ PUEDE HACER FELIZ A LOS DEMÁS Y ASÍ SUCESIVAMENTE VA EN CADENA, LO IMPORTANTE ES INTENTAR IRRADIAR EL BRILLO DE TU ALMA, BESOS IGUAL.

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  6. Siempre tus relatos son un paseo por el estusiasmo y la alegria de encontrar algo bueno que está ahí apra nosostros. Ese tren de las oportunidades que siempre puede llegar...quizá sea custión de mirar mejor, de afianzar la esperanza y nuestro ánimo, sentirnos merecedores, ¿por qué no? Me alientan tus palabras. Saludos, y feliz día de veirnes!

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  7. Tienes razón Clarisa, muchas veces no creemos ser merecedores de las cosas buenas, pensamos que solo otros tienen esas oportunidades que son escasas, o que en vez nacer con estrella nacimos estrellados, pero no es así todos podemos tener esa oportunidad de aquel tren que trae la oportunidad de ser feliz, espero hayas encontrado la tuya, muchos saludos querida amiga.

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  8. Qué lindo cuento, tan emotivo y tierno... es así que a veces ocurre en la vida, que dos personas aún amándose no pueden estar juntas por circunstancia o por que vida los separa... pero cuando hay amor verdadero ese hilo de luz, nunca se acaba... Es muy romántico ese amor del sol y la luna, tienes un imaginario muy bello, amiga... Gracias por tan dulce encuentro que disfruté con alegría... Saludos, amiga!

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    1. Una vez más muchas gracias a ti mi amiga Clarisa por tomarte tu tiempo y leer mis pequeños relatos, que bueno que te haya gustado, saludos buen día.

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  9. Me he maravillado viendo y leyendo este sitio....Y con tu permiso me he quedado que relatos tan bellos....El del sol y la luna me cautivo....Muy lindo todo lo que escribes...te invito a pasar por el mio. Un calido saludo.

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    1. Muchas gracias Idolidia por tu comentario, por tus lindas palabras, gracias por leer mi blog, ya pasé por el suyo y me encantó, igualmente le mando muchos saludos.

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  10. Un hermoso cuento "Mary corazón", el final casi lloro de la emoción que me produjo. Las personas con corazón es lo más valioso que puede entregar la vida, sin duda con ellos en el mundo, el amor tan necesario es siembra todos los días y su legado en los hijos nunca perecerá. Me repito siempre Catherine, pero es que es muy dulce y tierno lo que escribes, sin duda, tú tambien eres una "Mary corazón". Saludos!

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    1. Clarisa que lindo comentario, que llegues hasta las lágrimas por mis relatos es tan emocionante, se que eres muy sensible por tus bellos poemas y todo lo que escribes, es un honor para mi que comentes todo esto, te cuento que ella "Mary" era mi mamá,murió hace catorce años, pero aún sigue viva en todo lo que dejo en nuestros corazones, es verdad no he dejado de extrañarla ni un solo instante, pero nos dejo como legado su sensibilidad,el amor por los demás y el perdón, gracias amiga una vez más por darte una vuelta por mi blog.

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  11. Me gustaron mucho todos, pero en especial el del Sol y la Luna... que romantico!

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    1. Gracias Sandrita por pasar por mi blog y leer cada uno de mis relatos, que bueno que te hayan gustado seguiré escribiendo espero tus comentarios. Saludos

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  12. Todos muy buenos! Me gustó mucho el de El tren de las oportunidades, tiene mucho de cierto. Personas que ni siquiera saben que existe ese tren para ellos, o personas que saben que existe pero no se levantan a buscar la estación, simplemente esperan a que algún día las vías lleguen hasta donde ellos están, y muy pocas veces pasa.

    Saludos!

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    1. Si la verdad Orlando, hay muchas personas que se quejan de todo, pero no hacen nada por cambiar aquella situación que los hace infelices, gracias por pasarte por mi blog Saludos!!!!

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    1. gracias Roberto por visitar mi blog y leer se te agradece tanto, Saludos

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  14. Me sigue atrapando mucho el caso de Orfilio y Fátima. Porque esta muy bien narrado y tiene un enfoque con sensibilidad. Saludos y afectos

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