DESPUÉS DE TANTO TIEMPO
Aquella tarde de Junio hacía un
calor agobiante y el sol estaba más brillante que nunca, Martina se tomaba un
refresco aunque usualmente bebía algo caliente en aquel cafetín pequeño del norte de la capital, la mesita ubicada en el
portal del lugar era especial para ella, hace unos años atrás fue el sitio de encuentro con el que se robaría para siempre su corazón, mientras tomaba su
bebida los pensamientos volaban hacia los sitios donde fue tan feliz, habían
pasado diez años de aquella primera vez que escuchó su voz y sus miradas se habían encontrado, pero como
cosa del destino en ese mismo instante sintió las pisadas que un día las creyó
suyas, la vista fue hacia el suelo y como recorriendo aquella imagen que había
quedado guardado en su retina pudo
reconocer a su gran amor, no podía creerlo cuando escuchó nuevamente su voz.
¡Martina! eres tú, que haces aquí
pensé que estabas viviendo en Europa le dijo Marco. En un momento Martina parecía flotar, quería decirle
tantas cosas y no atinaba que palabras utilizar, o si abalanzarse a sus brazos,
pero luego vio que una mujer lo acompañaba y decidió ser más parsimoniosa, hasta
descubrir quién era aquella fémina, no fue necesario preguntar él se la
presentó sin mucho preámbulo, después de todo los dos seguían siendo grandes
amigos.
Mira Martina te presento a Jaqueline mi novia, fue la simple introducción
que Marco dijo sobre su relación con aquella mujer desconocida para Martina, no sabía
si felicitarlos o salir corriendo del lugar, pero se contuvo y con una sonrisa
un tanto hipócrita movió su cabeza como aceptando que era atinada su decisión
de casarse con tan hermosa mujer y pronunció con su agradable voz unas palabras de felicitación, por su parte Marco quería saber todo sobre lo que había ocurrido con su amiga en todo ese tiempo, ella les invitó a sentarse para
platicar un poco sobre cosas triviales, ya que la novia de su amigo no
entendería el porqué de la confianza entre Marco y ella. Le contó que estaba de vacaciones y que
simplemente estaba recorriendo los sitios que le traían buenos recuerdos, Marco
sonrió sabía de lo que hablaba Martina no necesitaban decirlo, las miradas se
cruzaron como aquella primera noche en que se encontraron en ese mismo cafetín.
Marco se despidió no sin antes
pedirle el número de su celular, ella escribió su número en la servilleta que
antes había humedecido con su labial rojo y al limpiarse se quedó impregnado
sus labios que como huella quedaría en el papel. Habían perdido contacto desde
que ella viajó a Europa, ella en ese entonces pensó que era lo mejor, pero se dio
cuenta que no había sido muy acertada su resolución. Se despidió y los vio
alejarse tomados de las manos -sintió algo muy raro- eran celos pero no debía
sentirlo debía estar contenta por él, más sin embargo no podía evitar sentir
esos terribles celos.
Ya en el cuarto del hotel
mientras leía un libro antes de acostarse, volvió el recuerdo de aquella noche
mientras cerraba sus ojos recorría la imagen de su querido Marco, de repente el
sonido de su teléfono la volvió a la realidad, la voz al otro lado del teléfono
era la de Marco que le decía que estaba en la puerta principal del hotel, ella se sorprendió
tanto y se puso lo primero que encontró, bajó rápidamente a su encuentro, Marco
la vio y le sonrió Martina se sonreía igual y la pregunta obvia fue: ¿Marco como diste
conmigo? como supiste que estaba hospedada en este hotel, pero lo que le
respondería Marco la dejaría más sorprendida aún, las palabras de Marco fueron:
regresé donde estabas y te vi aún en nuestro café y te seguí hasta este hotel,
la verdad no sabía si llamarte o si postergar hasta mañana nuestro encuentro, pero no quería
esperar más tiempo así que decidí telefonear te, y aquí me ves decidido a no
aguantar más lo que debía decirte hace tiempo.
Martina quería que sus palabras
no fueran las que se imaginaba, aunque necesitaba escucharlas, cuando aquella noche no le permitió decirlas por miedo a dañar una amistad, ella le ofreció
subir hasta su habitación así conversarían más tranquilamente, él aceptó y sin
pensarlo subieron, el ambiente se sintió un poco pesado la piel gritaba otra
cosa pero necesitaban hablar, al abrir la puerta Marco la amarro con sus brazos
y le dijo cuanto la había extrañado, ¿por qué te fuiste?, porqueeee le repetía
un inconsolable Marco, Martina respondió con lágrimas en los ojos: porque te
amaba y aún lo sigo haciendo, pero creo que ya es tarde te vas a casar y debes
ser feliz te lo mereces, pero Marco no entendía nada y le seguía pidiendo una
explicación menos ambigua. No entiendo si me amabas debías quedarte junto a mi
replicaba un Marco un tanto sorprendido, pero Martina lo calló con un beso que
había esperado dárselo hace mucho y que después de tanto tiempo lo iba a ser realidad.
Ese beso fue el preámbulo de las
caricias para terminar los dos en aquella cama que era el testigo mudo de ese
amor contenido, todo lo dieron se entregaron por completo, amanecieron
abrazados pero al despertar la dura realidad, justamente eso era lo que ella
había querido evitar ser un instante en la vida de su amor, estar en el pasado
o solo ser un recuerdo, necesita ser su todo, su hoy, su futuro pero sabía bien
que no sería así, que existían muchas cosas que los separaban, los dos se
miraron a los ojos mientras se vestían, se abrazaron, se besaron y se dijeron un hasta
siempre aunque ya no volverían a verse nunca más.
EL MILAGRO DE SER MAMÁ
Pensamientos
y más pensamientos llegaban a la memoria de Margarita como había pasado tan
rápido la vida, ¿Cuándo es que todo cambió? ¿Cuándo fue que se enamoró sin
medida? Y sobre todo sin pensar en las consecuencias, a lo mejor imaginó una
familia, y de esa forma soñó con vestido blanco, una reunión para festejar a
los novios, muchas ideas rondaban su cabeza, cuando aquel hombre al que amaba, -con
el que se suponía pasaría el resto de su vida- le dijo que no podía hacerse
cargo
del bebe que ella esperaba. Se le cayó el mundo, no sabía que sería de su
vida, como tomaría la noticia su familia, temía defraudarlos pero ya era tarde
para lamentaciones, una vida crecía en su vientre y ella era feliz por eso.
Como
era de esperarse su familia no lo vio con buenos ojos, sino como un pecado, en
aquel tiempo las chicas de su casa se casaban y luego tenían hijos, claro que
fue señalada por aquel error, pero muy dentro de ella se decía que un hijo
nunca es un error, los nueves meses de gestación fueron un martirio porque la
gente murmuraba e incluso su familia
renegaba, su barriga cada vez más grande y su ilusión por ver a su hijo
aumentaba, cuando llegó el día del parto su madre la acompañó pero el niño
tenía dificultad para salir, el médico debía salvar aquellas vidas, pero lamentablemente
utilizaron forces que en ese entonces se empleaban para sacar a los bebes, los
dos sobrevivieron, pero cuando cumplió tres meses algo raro se suscitó el
pequeño no crecía normalmente como los demás.
Margarita
y su hijo visitaron a muchos doctores, ella para solventar gasto comenzó a
trabajar, pero nadie le dio esperanzas él no podría caminar, ni hablar, ella
quedó devastada por tan terrible noticia, sin embargo nunca perdió la fe en
Dios, sabía que debía luchar por su hijo y sacarlo adelante, el tiempo pasó y Ángel
su hijo crecía lleno de gracia, aunque no podía hablar entendía lo que se le
decía, cuando cumplió su primer añito, le organizaron una fiesta y ella
confeccionó gorros y todo para que la celebración quede muy hermosa, Ángel rio
todo el día y Margarita también era feliz por la bendición de tener a su hijo.
Un
día a su casa llegó una tía que era monja, le dijo: Margarita yo sé de un lugar
donde lo pueden cuidar mejor a Ángel, ahí le tendrán el cuidado que necesita,
con enfermeras especializadas para su problema, medítalo y luego me puedes
llamar. Su tía viajó a Guayaquil, pero Margarita aquel día no pudo dormir pensando lo que le
proponía su tía, debía alejarse de su hijo, pero era por su bien, aquella
semana había cavilado tanto que parecía que su cabeza estallaría en cualquier
momento, sentía como si miles de grillos se introducían en sus oídos y no
dejaban que pueda escuchar nada.
Para
el día lunes la decisión estaba tomada, dejaría que su tía se lleve a Ángel a
ese lejano lugar, ajeno a todo lo que le ocurriría Ángel sonreía y era feliz en
su mundo donde su madre era su único amor, Margarita llamó a su tía y los vio
alejarse en un taxi, ella no podía entender cómo podría vivir sin él, cada día
llamaba al centro donde estaba alojado su niño, siempre le decían lo mismo:
“está bien”, está progresando, pero algo dentro de su corazón le indicaba que
no todo era verdad, más sin embrago espero ansiosa hasta que ella pueda ir a
visitarlo, por la distancia, el tiempo, el trabajo y el dinero no podía ir
todos los días debía esperar 6 meses hasta que pueda solventar gastos y viajar
a ver como estaba progresando su hijo.
Cada
día Margarita se atormentaba por permitir que Ángel esté tan lejos, nadie
podría quererlo como ella, solo ella entendía sus gestos y deseos, pasaron los
seis meses tan lentamente hasta que el día llegó, no lo pensó dos veces y viajo hasta la
capital a ver a su hijo, cuando llegó al lugar estaba ansiosa por descubrir cómo
estaba su querido Ángel, lo buscaba entre los niños y entes que estaba en el
centro de ayuda a las personas con discapacidad, la enfermera le dijo: Por
favor señora acompáñeme al patio. Una vez en el sitio la enfermera le indico
que ahí estaba Ángel, ella lo buscaba con la mirada pero no lo reconocía, Margarita quería que un rayo la parta cuando
vio a su hijo, casi no lo distinguió porque estaba tan delgado y bronceado por
el excesivo sol al que lo habían expuesto.
Enfurecida
como leona cuando sus hijos están en riesgo, le exigió una explicación por el
trato tan inhumano hacia su hijo, las lágrimas afloraban tan fácilmente, como
podría imaginar que su hijo no estaría bien atendido, inmediatamente arregló
sus cosas y se lo llevo para su casa, nunca más permitiría que lo alejen de su
hijo, Ángel estaba tan triste su mirada ya no era la misma, ¡qué pensaría aquel
angelito! su madre no podía preguntarle y el jamás le respondería, pero su mirada
lo decía todo, había conocido lo que es la tristeza.
Ya
los dos en el cuarto de Ángel, Margarita le repetía que nunca más lo separarían
de ella le repetía eso mientras lo abrazaba fuertemente, porque él si entendía,
hijo querido mi niño nunca más te alejarán de mí, te lo prometo repetía Margarita,
mientras se aferraba aún más a su hijo, fue cuando se produjo el milagro y Ángel
le dijo mamá.
CON LOS OJOS DEL ALMA
Fátima
era una niña como cualquiera, pero si la mirabas bien te dabas cuenta que no lo
era, ella era ciega apenas vio la luz, pero nunca pudo observar cómo eran las
flores y sus divinos colores, su abuela le contaba sobre el cielo y el mar, el
viento lo sentía y los olores los percibía mejor que nadie, sabía cuándo su
prima llegaba porque perfumaba con su aroma a canela y vainilla mezclados con rosas,
le encantaba jugar en el prado y hacer piruetas, su alegría contagiaba a los
demás porque a pesar de tener su ceguera ella se movilizaba por el sector como
si conociese cada parte.
A
pesar de ser huérfana nunca se sintió sola, porque su abuela le había contado
que sus padres siempre la amaron, aquel día en el que ellos perdieron la vida y
ella la vista, todos comentaban que fue un milagro que ella se recuperara,
porque estaba recién nacida, su madre la había protegido de tal manera que la
pequeña Fátima se pudo salvar.
Su
abuela le puso por nombre Fátima a la pequeña bebe como la virgen y sobre todo
por el milagro de salvaguardarla, llegó
el día que Fátima debía ir a la escuela y conocer a gente nueva, su abuelita
sentía el temor de que algunos sean crueles con ella por ser diferente, en el
lugar no habían una escuela especializada para que ella aprenda y no tenía el
dinero para enviarla a otro lugar.
Es así que con todas las recomendaciones
posibles Fátima concurrió al primer día de clases, cuando llegó hasta el salón
se sentó en la primera fila, ella podía escuchar el murmullo de los otros
niños, giró su cabeza y les dijo: “soy ciega, no sorda”, se puso de pie ante la
mirada atónita de todos y expresó: “Buenos
días, soy Fátima y es cierto tengo una discapacidad soy ciega pero puedo
escuchar todo lo que dicen, gracias por aceptarme en su salón”, ella se sentó y
sonrió. El resto del día ella trató de escuchar detenidamente cada clase que la
profesora daba y aprender todo, obviamente iba a ser difícil para ella poder
asimilar cada enseñanza, pero iba a
luchar por conseguir su cometido.
Los
niños la miraban como alguien raro, ya saben cómo suelen ser crueles ciertos
niños, no es que sea su culpa sino de los padre que los crían, en recreo le
ponían sobrenombres y se burlaban de las personas que como ella tenían algo
diferente, Fátima solo escuchaba no podía verlos, pero sabía quiénes eran, ya
había captado la voz de cada individuo, de los agresores y de los agredidos, la
voz chillona era sin dudas la de Rosita, esa voz fuerte era la de Francisco,
ella le gustaba decirle Panchito con cariño, la voz de Mirian la tímida era tan
bajita que casi no se le podía escuchar, pero la que le gustaba más era la voz
de Rosario era tan sutil, tan dulce y melodiosa, la que no le gustaba para nada
era la voz de Orfilio, hasta el nombre era feo -se decía-, esté niño era el que
ponía apodos y trataba mal a todos.
Al
paso de los años ella se acostumbró tanto a sus compañeros, la apreciaban por ser una chica buena y ella
los quería, aunque no los veía sabía cómo era cada uno. Un día al salir al
receso como de costumbre, Orfilio se le acercó a Fátima y le comenzó a proferir
los peores insultos le dijo desde anormal, hasta horrible criatura, pero al
notar que a Fátima no le importaba lo que él le decía, comenzó a agredirla
físicamente, la empujó y la hizo caer, Fátima sonrió y el no entendía porque sonreía, entonces ella le
explicó claramente las cosas que podía sentir a pesar de no poder ver.
Le
dijo: Orfilio te diré algo que espero jamás lo olvides, yo no puedo ver es tan
cierto como que tú puedes hacerlo pero en realidad no lo haces, y esto es una
lástima porque te pierdes de la
verdadera esencia del ser humano. A pesar de estar ciega puedo sentir que
Panchito, es un niño muy gracioso y su risa es un sonido tan agradable que me
contagia a reír siempre, Rosita que voz tan peculiar, es la niña más traviesa
que he conocido, siento que ella es como el sonido de las campanas cuando
llaman a misa y los grillos en el silencio de la noche, por otro lado la
sencillez y timidez de Mirian se me parece a la breve lloviznas de un atardecer
cuando los aleteos de las aves me hacen recordar que viajan hacia el sur, y
Rosario aquella dulce niña que su voz se asemeja al trinar de los pájaros en
una mañana soleada y al sonido del mar cuando las olas golpean las costas.
Orfilio quedó estupefacto con la descripción que hacía Fátima de cada uno de
sus compañeros, fue entonces que él le interrumpió para posteriormente decirle:
“Y yo como me ves, perdón como me sientes”, Fátima sin miramientos le replicó:
Recuerdo un día cuando fui a la ciudad escuche mucho ruido de bocinas, pude
percibir el olor desagradable de comida en mal estado, de la gente gritando, la
polución de los autos, de agua en charcos, zumbidos de
mosquitos y moscas, de esa manera te siento yo Orfilio.
Entonces
enfurecido le increpó a Fátima diciéndole que ella ni siquiera sabía cómo él
era y como podía sentirlo de esa manera, se rio a carcajadas él muy dolido, y le contestó: Te voy a sacar de tu
ignorancia ciega tonta - le dijo un iracundo Orfilio- Claro que Panchito es muy gracioso pero por su gordana,
es un niño obeso sin nada de gracia solo de grasa, La timidez de Mirian se debe
a que es una niña más pequeña que un piojo y sus dientes de conejo que le
llegan hasta el suelo, Rosita ja ja ja déjame decirte que ella es una niña
horrible, desgarbada, con ojos saltones y pecas por toda su cara, en pocas
palabras un guineo mosqueado, y la dulce
Rosario que de rosa no tiene nada, ni su olor, es una niña creo la más fea,
además es negra yo jamás sería su amigo, y por último quedó yo te voy a
describir como soy en realidad, soy un niño muy blanco casi como la leche, mis
ojos son azules como el cielo, mis dientes perfectos, soy muy bien parecido,
concluyó Orfilio.
Fátima escuchó detenidamente todo el relato de
su compañero, y le dijo: sí, esa es la manera como el mundo de los videntes
miran a los demás, solo observan lo de afuera, tasando a los demás por cómo se
ven externamente, en cambio en el mundo de los no videntes o de los ciegos, si
así nos desean llamar, miramos al mundo de otra forma, para nosotros todos son
iguales por fuera, lo que cambia es su interior, podemos sentir su alma, su
esencia es lo que realmente nos importa, no así su exterior sino su interior,
espero de todo corazón que algún día lo entiendas. Porque si todos fuéramos
ciegos a lo mejor el mundo sería diferente. Aunque me gustaría ver las cosas
hermosas que mi abuelita me ha contado, quisiera cerrar los ojos, solo a la
discriminación racial, social y de toda clase, solo si el mundo cerrara sus
ojos por un día podría darse cuenta que todos somos iguales. Orfilio se rascó
la cabeza e hizo una mueca como si no entendiera una sola palabra, bajó su
mirada y caminó como si no le importara el mensaje que le intentó dar Fátima.
El
tiempo pasó como agua entre los dedos, tan rápido que ni se dieron cuenta,
Fátima llegó a ser una gran escritora, Francisco un comediante muy importante,
Mirian por su tamaño se convirtió en una famosa bailarina de ballet, Rosita la
escuálida se transformó en una hermosa modelo
renombrada, la dulce Rosario con su impresionante voz se convirtió en una
cantante admirada por todos y además estudió medicina siendo una doctora
altruista, todos ellos habían logrado la fama, pero lo más importante eran
felices con familias y amigos que los amaban, y Orfilio pobre de él, llegó a
tener tanto dinero como pudo, enceguecido por las cosas materiales, se compró
todo lo que el dinero lo da, menos lo que realmente importaba, nunca entendió
lo que aquel día le explicó Fátima, lamentablemente Orfilio perdió sus valores,
pensó que el dinero podía comprar el amor, los amigos y se equivocó, ya viejo,
solo y totalmente ciego por la diabetes, se dio cuenta de las palabras que un
día su compañera Fátima le explicó, él había perdido los ojos físicos, pero también hace tiempo había extraviado
los ojos del alma.
LAS CARTAS DEL BAÚL
Aquel
baúl estaba escondido en un lugar donde los dueños de lo ajeno no lo hallaran,
porque guardaba un gran tesoro. Marycruz sabía que ahí se encontraban todos los
recuerdos que le devolvían al pasado. Cuando la melancolía llegaba ella se sujetaba
a su baúl lo habría y tocaba su más
preciado tesoro, eran momentos únicos donde ella se reencontraba con su madre,
la cual le había escrito las más bellas misivas, que en la distancia su mamá
cada semana enviaba. Aquella carta que junto a un cartón con comida le llegaba
a su querida hija
.
Marycruz
lloraba con estas cartas, porque en cada línea estaban las más tiernas frases
de amor, que solo una madre puede escribir a su hija, donde le expresaba cuanto
la extrañaba, que ya el tiempo se encargará de unirlas nuevamente, Marycruz
tuvo que viajar a buscar un trabajo a otra localidad por que las posibilidades
de laborar en su pequeña ciudad eran casi nulas, desde entonces madre e hija
sufrían tanto por aquella separación, pero las cartas las unían tanto, era
emocionante para Marycruz cuando llegaba el cartón, pues lo primero que buscaba
era la carta que su madre escribía, donde le contaba con lujo de detalles todo
lo que le había ocurrido esa semana.
Así
transcurrieron los días, los meses y pasaron dos años desde que Marycruz se
alejó de su gordita como ella le decía, había acumulado cierta cantidad de
cartas que ella guardaba con mucho cuidado en un pequeño y viejo baúl, las
veces que ellas se veían era maravilloso sentir ese halo de felicidad que se
podía percibir en el aire, claro que nunca hubieran querido apartarse pero el
destino quiso que fuera así. Cuando volvía a su realidad sus cartas eran su
refugio y sabía que en la iteración de aquellas frases de cariño, le hacía
saber lo afortunada que era por tener a su madre, eso la fortalecía para seguir
luchando cada vez más, para algún día, ¡quizás algún día! volver a su casa
junto a su querida mamita.
Un
día le llegó la noticia que su gordita debía operarse, Marycruz como hija
preocupada le explicó que ella deseaba estar en aquella intervención
quirúrgica, así que se decidió el día que a su madre debían extirparle un tumor
benigno que tenía alojado en el útero, Marycruz viajo a su ciudad, pero algo
inesperado ocurriría algo que jamás imaginó, su madre, su querida madre, su
adoración salió de la operación adolorida, al siguiente día conversaron un
poco, se rieron otro tanto recordando ciertas anécdotas del pasado, ese
instante sería el último dialogo que tendrían, porque su madre aquella tarde
triste cerró sus ojos para siempre, aquel fatídico día Marycruz le gritaba que
se despierte que no la deje sola, que ella le había prometido estar juntas otra
vez y ya nunca más la vería, fue algo que nunca podría borrar de su mente.
El
tiempo pasó, pero la vida ya no tenía sentido para Marycruz, trabajaba por
trabajar, vivía por que debía hacerlo, aunque ya no quería hacerlo. Pensando
que podría encontrarla en su casa, renunció a su trabajo y regresó a su hogar
donde había sido tan feliz, pero que
enorme desilusión saber que ya nada sería igual. Una noche sola mirando las
estrellas por la ventana de su cuarto, mientras sus lágrimas mojaban sus
blancas mejillas, se acordó de las cartas escritas por su gordita, del baúl
donde las guardaba parecía como si una luz brillara, de ese pequeño cofre
emanaba un olor a rosas y a madera recién cortada, fue cuando al sacar la
primera carta y leerla detenidamente le explicaba que no debía estar triste,que ella era especial que cada madre ama a su hijo con todo su corazón, por lo tanto debía sentirse feliz y en el caso de que algún día ella
faltará, jamás estaría sola, que siempre la acompañaría su ángel
guardián.
Marycruz
respiro profundamente experimentó una calma y paz como nunca antes la había
sentido, se sintió regocijada con una tranquilidad interior, fue entonces
cuando entendió que jamás se rompe una promesa, mucho menos la de una madre, todo
el tiempo había estado velando y cuidando cada paso que ella daba, su madre no
había roto su pacto, ella nunca se había separado de su hija querida Marycruz, pues siempre sería su ángel guardián.
Nota: Este relato va dedicado para mi hermana, por siempre estar junto a mi en las tristezas y alegrías, en mis fallas y en mis aciertos, por ser mi amiga, mi confidente, mi apoyo, por compartir la soledad de perder a una madre y la alegría de saber que nunca se fue, porque cada día mi mami nos da muestra de su amor, aunque ya no este físicamente, la sentimos espiritualmente a cada instante y sus cartas son el tesoro mas grande que tenemos.
Nota: Este relato va dedicado para mi hermana, por siempre estar junto a mi en las tristezas y alegrías, en mis fallas y en mis aciertos, por ser mi amiga, mi confidente, mi apoyo, por compartir la soledad de perder a una madre y la alegría de saber que nunca se fue, porque cada día mi mami nos da muestra de su amor, aunque ya no este físicamente, la sentimos espiritualmente a cada instante y sus cartas son el tesoro mas grande que tenemos.
MARY CORAZÓN
Mary miraba por la ventana mientras lavaba los platos,
tarareaba como siempre alguna canción,
soñaba con ser una gran actriz, y de rato en rato volvía a su realidad,
que no era de una niña común de diez años, ella era la mayor de siete hermanos,
las tareas eran muchas y sus sueños también, era una magnífica alumna y eso que
no podía dedicarse como ella quería a sus estudios.
Los sábados cuando
llegaba la feria al pueblo donde vivía era todo un espectáculo para ella, pues
llegaban vendedores y charlatanes de todos los lugares, la ruleta, las ollitas
de barro, pero sobre todo un hombre que vendía menjurjes para sanar toda
dolencia y de vez en cuando gritaba que si compraba algún ungüento medicinal,
sacaría la serpiente que tenía en una maleta, y Mary como toda niña curiosa
esperaba hasta que el hombre haga una venta y por fin pueda ver a dicho ofidio,
pero nunca lo veía, y no es que el tipo no haya vendido sus pociones
simplemente no tenía ninguna víbora en aquella maleta.
Mary se concentraba
tanto en la maleta la veía, se imaginaba como sería y así se le pasaba tan
rápido la mañana, hasta que le daban las doce del día y tenía que correr a su
casa, que probablemente lo que le esperaba era una tremenda paliza, pues no
había preparado el almuerzo para sus hermanos y mamá que tenía un puestito en
el mercado. Pero ella gustosa aguantaba con tal de algún día ver aquel reptil y
así esperaba con ansias cada sábado, para nuevamente ir al lugar donde aquel
desconocido se adueñaba cada mañana soleada de sábado.
Y así transcurrieron los años, Mary se convirtió en una
hermosa señorita, crecieron sus sueños y también su familia, el último parto
fueron gemelas así llegaron a ser doce contando con ella, en su casa faltaba el
dinero, bueno faltaban muchas cosas, lo que nunca falto fue amor, creatividad e
inteligencia, su madre era muy trabajadora y buena, sus hermanos unos pícaros
inteligentes, nunca se aburrían cada día era una historia que contar.
Un día Mary se levantó con un nuevo sentimiento quería volar,
pensaba si se iba lejos a buscar un futuro mejor, pero ponía los pies en la
tierra y entonces dejaba de soñar, pero quería volar se veía como una aeromoza
viajando por el mundo, conociendo tantos lugares a personas distintas, ella
soñaba con volar era una sensación diferente un poco desconocida pues nunca se
había subido a un avión, levantaba sus brazos como pájaro en pleno vuelo y
cerraba sus ojos para olvidar un poco su vida y responsabilidades a tan corta
edad.
Cuando escuchaba alguna canción regresaba su sueño de ser
cantante o poetisa, muchos versos escribió pero se quedaron en el olvido no
hubo nadie que los leyera y le diera el impulso que ella necesitaba, pasaron
los años tuvo unos cuantos novios hasta que por esas cosas del destino se
encontró nuevamente con su amor de adolescencia, decidieron unir su amor para
siempre y así se consumo el momento único donde entregaría lo más preciado lo
que había guardado para un hombre especial, el que la acompañaría para toda su
vida.
Mary había dejado atrás sus sueños de infancia y adolescencia
ahora comenzaría un nuevo reto el de ser mamá, su esposo y ella soñaban que sus
hijos nacerían con una estrella en su frente, tuvieron tres vástagos a los
cuales amó profundamente, no nacieron con la estrella en la frente, nacieron
con su corazón, pues con viento, lluvia o sol ella siempre sería Mary
Corazón.
EL DÍA QUE EL SOL SE ENAMORÓ DE LA LUNA
El sol astro único por su brillo, el esplendor que irradiaba lograba la admiración de todos, a pesar de ser amado por muchos se sentía solo, le faltaba el amor pero nadie podía acercarse porque su calor intenso enceguecía a todo aquel que lo miraba, ¡Qué tristeza sentía el pobre sol! su soledad hacía que se aísle cada vez más.
En los atardeceres escuchaba a la gente hablar de una tal
luna, que era una hermosa poetisa, solitaria igual que él, sabía de ella por las parejas que esperaban
hasta que él se esconda, para poder admirar a la dichosa luna y así pueda
leerles los más tiernos poemas. La curiosidad por conocerla lo desesperaba,
porque lamentablemente cuando él se escondía en el ocaso, en ese mismo instante
¡justo ahí! ella salía. Solo podía ver un poco de su luminosidad, de repente
tuvo una idea maravillosa, pensó: y si me escondo más tarde de lo usual a lo
mejor podría hablar con ella.
Y efectivamente así lo hiso, un día brillo más de lo normal
hasta muy tarde, esperando el momento propicio para el encuentro con ella, es
así que cuando Luna lo vio se quedó enceguecida, se miraron y aquella primera
vez fue el más hermoso momento, sentían que de alguna manera ya se conocían de
antes de algún tiempo atrás, pero como podía ser si nunca antes se habían
visto, el Sol nervioso no atinaba que decir, un simple hola fue el comienzo de
una amistad y de repente se perdió en el horizonte, Luna sintió una tristeza
extraña, jamás, jamás nunca antes lo había sentido, ese palpitar fuerte, ese
sentimiento de pérdida pero si era la primera vez que lo veía ¿cómo era
posible? y se dijo la Luna sonriendo:
no, no es imposible enamorarse a primera vista. Y volvió a su rutina, a
escribir y leer su poesía a las parejas enamoradas que la esperaban ansiosas,
alguno que otro solitario que la llamaba con intensidad era tan solicitada
ella, pero sabía cómo era sentirse así tan sola, rodeada de tanta gente pero al
terminar la noche tan sola.
En la mañana siguiente el Sol resplandecía más que nunca,
toda la gente asustada por ese día tan caluroso, estaba tan radiante y es que
no había dejado de pensar en aquella Luna la poetisa, quería verla nuevamente
pero era imposible como podrían verse nuevamente, así que ideó la forma de
esperarla cada día al atardecer y dejarle notas de amor y diciéndole cuanto la
admiraba, la Luna igual le escribía los más bellos poemas y se los dejaba
grabados en el mar, así comenzó tan raro idilio, aunque no podían verse, sabían
que eran el uno para el otro, eran el complemento perfecto.
Un día el Sol que era más osado en las cuestiones del amor,
le dijo a su Luna que la amaba y que ya no podía vivir sin ella, que la
necesitaba tanto que debían estar juntos, Luna un poco temerosa le dijo que era
imposible tal encuentro, ella se conformaba con saber que él la amaba y con el
hecho que existía, que estaba para ella cada día, pero el Sol no podía tapar su
desesperación, así que Luna accedió, pactaron su encuentro para el fin de
semana, los dos se prepararon para su primer roce.
El fin de semana llegó, el cielo era su celestino el sol
brillaba tanto, ansioso y con los nervios de que su Luna poetisa se haya
arrepentido, pero de repente llegó, ¡la vio! -ya de cerca estaba más linda que
nunca- y fue entonces que se dio el eclipse SOLAR, esa fusión en estos dos
astros únicos, juntos se olvidaron de todo y de todos, vibraron, se sintieron
tan felices, pero la felicidad les duró poco, porque la gente gritaba,
lloraban, se abrazaban y rogaban al cielo que el mundo no se acabe, en un
instante se percató la Luna el desastre que habían causado, inmediatamente se
alejaron con lágrimas en sus ojos, entonces comprendieron que su amor era
imposible, aunque se amaban sabían que nunca podrían estar juntos, como todos
los enamorados, como dos novios normales, eran dos astros juntos formaban un
milagro hermoso, pero que no podía darse por mucho tiempo por los efectos
colaterales y daños a terceros que sucedían con su unión.
Desde ese día decidieron alejarse no sin antes declararse
amor eterno, sabían que se amaban, sus corazones partidos en dos por la pérdida
después de haberse encontrado, alejarse para siempre era algo que no podrían
soportar, sería una muerte lenta para sus
almas, entonces para no sentirse tristes cada uno le dejaría al otro
señales de su amor. Por su parte el sol se alió a la lluvia para formar un arcoíris
y decirle a su Luna cuanto la amaba, y Luna le hablo a las estrellas, para que
de vez en cuando alguna de ellas, sea una estrella fugaz llevándole los poemas
que cada noche le escribía a su amor eterno “el Sol”. Se dice que desde
entonces cada año suceden sin falta dos
eclipses solares, porque no pueden aguantar por tanto tiempo su soledad.
EL TREN DE LAS
OPORTUNIDADES
Dicen que el tren de las oportunidades pasa solo una vez en
la vida y no hay que desaprovechar cuando llega, muchos esperan el momento
indicado, para subirse y no bajarse jamás una vez que encuentran su tren. Este puede
ser de diversos colores formas e ir en diferentes direcciones.
Una vez vi un tren con muchos vagones, luces resplandecientes
que llamaban mi atención dijo Lucia, pero no tuve el valor de subirme, temía
que al hacerlo podría caerme y luego como me levantaría, así concluyó su
versión sobre el tema. ¿Es que acaso la gente no sabe que hay maneras de
limpiarse el polvo si te caes? o es signo de
cobardía el nunca intentar subirte a tu tren. Oí muchas versiones, algunas
fantásticas, difíciles de creer, otras muy comunes, es que hay trenes pequeños
pero que no dejan de ser trenes.
La mayoría de las personas no saben cuando pasó su tren, ni
siquiera lo advirtieron fue un súbito movimiento o un pequeño remesón, o de pronto
pasó tan rápido y ellos estaban ocupados en otras cosas, he visto sus caras de
decepción esperando que pase algo en sus vidas e inclusive preguntan la hora de
llegada del tren, pero es que no tiene hora específica de arribo, simplemente
llega en el momento menos esperado.
Pero la pregunta que todos se hacen es ¿Existe un solo tren?
o tal vez tenemos más de un tren que
avistar, muchos confunden que debería llegar su tren para ser exitosos, o que
esto conlleve a tener dinero, el tren trae consigo “felicidad” algo que no se
puede comprar, ni adquirir en una tienda, te da la oportunidad de hacer lo que
más te gusta, o para que has sido colocado en este mundo.
Cuando estas frente a frente con tu tren te das cuenta de
inmediato, sabes que es el instante que siempre estabas esperando, a pesar del
miedo que cala tu alma por saber que pasará después, temor a lo desconocido, si
es en la noche las luces te enceguecen un poco, pero si es en el día y tu tren
va acompañado de un arcoíris o de un sol que brilla más que nunca ni siquiera
lo pienses súbete de inmediato sin pánico al resbalón.
Puede que anteriormente hayan dejado pistas de cómo encontrar
tu tren, o que algún amigo te diga como fue cuando lo encontró, recuerdo que
pensaba que mi tren ya había pasado. Un día como cualquier otro mientras pasaba
por las rieles de un ferrocarril que estaba en desuso, cavilaba sobre mi vida y
mi crisis existencial, cuando llegué a la estación, de repente a lo lejos
divisé como se acercaba un tren, me sorprendí tanto, el rostro se me iluminó
era como yo me lo había imaginado siempre, tan resplandeciente lleno de luz,
sabía que era el momento, mi lugar, era ese “mi tren” ni siquiera lo medite
simplemente me preparé para emprender mi viaje y ahí me encontraba yo,
esperando con muchas ansias pero sabiendo que no podía esperar más y que debía
hacer todo lo posible por mantenerme dentro del tren pues el me daría parte de
la felicidad que tanto había pedido.
Si aún no encuentras tu tren no desesperes sigue esperando a
que llegue, mientras tanto lucha cada día por encontrarlo.
BALCONES DE
ESPERANZA
En un pueblo polvoriento donde el único sustento era la
extracción de oro, metal que se había convertido en la perdición de muchos
hombres y que dejaría para siempre las huellas de su paso por el lugar, se
levantaron muchas viviendas de madera que los americanos al llegar a este sitio
construyeron para sus trabajadores y para ellos mientras se alojaban en tan
calurosa zona.
En las tardes se olía como se tostaba café para el entredía,
las mujeres se asomaban a sus balcones y llamaban a sus hijos que jugaban sin
parar o se resbalaban con cartones por sus calles empedradas. Por la noche se
acercaban nuevamente a los balcones a tomar el fresco y así divisar
una estrella fugaz a la cual pedirían un deseo.
Entre tantos balcones una mujer de ojos verdes como el mar se
posaba sobre su ventana, Esperanza era su nombre, sus ojos se le llenaban de
lágrimas al ver que sus hijos le pedían y ella no podía brindarles todo lo
necesario, hacía lo que podía, trabajaba duro y
también cosía, pero aun así no era suficiente, alguna vez escucho la
historia de la mujer que vivía en un zapato con sus doce hijos ella se
identificaba se sonreía y se secaba las lágrimas sabía que la pobreza era algo
momentáneo, lo importante era que tenían salud e inteligencia, lo demás vendría
por añadidura con la gracia de Dios.
Una mañana Esperanza mientras estaba en su trabajo, había
dejado a sus dos hijos más pequeños en su casa los cinco estaban en la escuela,
cuando de repente observó como la gente corría y gritaba, no alcanzaba a oír lo
que decían, entonces llegó una vecina corriendo y entre sollozos le dijo: ¡Esperanza
tu casa se quema!, ella sintió desfallecer, por un instante notó que su corazón
dejo de latir, no reaccionaba no podía creerlo, sus dos hijos estaban ahí, la
casa era de madera -sus niños no podían salvarse-, ella corrió como si se
tratase de una de las mejores atletas. Cuando llegó, vio su casa en llamas los
vecinos intentando salvar lo que se podía.
Esperanza gritaba: ¡mis hijos, salven a mis hijos!, pero las
llamas no permitían que nadie pueda ingresar, el fuego estaba por todos lados, hasta que
llegaron los bomberos todo se había consumido, Esperanza estaba devastada, lo
único que podía repetir era, que había sido culpa suya, pues a su hija la había
amarrado a la pata de la mesa por muy andariega -no se podía perdonar-, lloraba
desconsoladamente los vecinos la calmaban pero el dolor de una madre cuando
pierde a un hijo no se puede calmar con un palmoteo en la espalda, es un dolor
que tardaría años en sanar.
Vio hacia el cielo y le rogó a Dios: yo no te he pedido
riquezas, solo te imploré que mis hijos estén bien. Sus ojos no podían creer lo
que veían, totalmente sorprendida de que su ruego haya sido escuchado, observó
que su hija la que imagina ya incinerada, estaba en una loma y
desde ahí le alzaba la mano, sintió que su alma retornaba al cuerpo, subió en
estrepitosa carrera hacia la colina y abrazó fuertemente a sus hijos, que habían
podido salvarse del incendio, estaba perpleja de como sus ruegos fueron
escuchados, y una vez más le habló a Dios, esta vez no con reproches sino en
agradecimiento, le dijo: Dios te agradezco por mi nombre pues hoy he
vuelto a nacer, si las llamas consumieron lo material, de las cenizas nacieron
todas mis "esperanzas", porque me has devuelto a mis hijos que pensé habían muerto.
Y es así que después de unos años emigró a otra ciudad con
toda su prole, con nuevas ilusiones avizorando un futuro mejor, pero lo más
importante con salud, amor y dejando atrás aquellos balcones llenos de esperanza,
para transformarlos en realidad.
MUJER LÁGRIMAS
Solitaria vagaba por las calles pensando que algún día
tropezaría con ese ente especial que la llenaría de todo el amor que ella
deseaba encontrar, el príncipe azul que en algunos cuentos siempre nombraban,
pero sería tan solo fantasía o realmente existía, algunos le decían que estaba
loca por buscar algo inexistente, pero ella encogía los hombros y les decía que
no importaba si en el camino no lo encontraba, lo importante era buscarlo,
porque muchos se quedan estáticos esperando y nunca llegan a encontrar a su
amor, por lo menos ella lo intentaría.
Y así paseaba por los lugares más recónditos de aquella gran
ciudad, a veces ni el frío hacía que detuviera su búsqueda, y el calor le daba
más fuerza para no desistir de poder hallar a su amado, miraba en cada mirada,
en cada sonrisa pero no se miraba, quería ver sus almas pero no podía eran tan
oscuras algunas, ni siquiera un brillo ni
un indicio de sentimiento, con mucha frialdad se topo, hasta miedo le dio saber
que en el mundo existían personas así, sin sentimientos, vacíos, inertes, algunos tan solitarios como
ella, aunque a diferencia de estas personas ella si tenía sentimientos y quería
compartirlo con su amor el que sería para siempre.
Lo intentó todo, mensajes en botellas tiradas en el mar, una
vez escucho que los mensajes pueden leerlos y si su amado leía su carta vendría
a su encuentro, pero nada, no aparecía y ella poco a poco se iba consumiendo en la
tristeza, ya casi no tenía lágrimas de tanto llorar por ese alguien que sabía
que existía y que estaba perdido, buscándola desesperada mente igual que ella,
hasta pensó poner un anuncio en el periódico, pero también se dijo irían a su
encuentro desconocidos y ella solo quería que él llegue, que su gemir en las
noches haga eco en la luna y esta le haga llegar el doloroso sentir de un
corazón solitario.
Sus huellas habían marcado un camino por el cual ella siempre
transitaba, un lugar lleno de flores donde las mariposas y abejas hacían el
trabajo perfecto de la polinización, a ella le encantaba pasar las tardes ahí, pensando, escribiendo o solo imaginando como sería si su eterno amor estuviera a
su lado, cuantas cosas le diría, cuantas caricias le daría, los cientos de
besos guardados y los miles de abrazos reservados solo para él, las palabras
más dulces le diría a su oído y lo llenaría de flores y el haría lo mismo
porque las almas gemelas son así.
Cansada de esperar a su amado y creer que nunca llegaría, se
formó una especie de lago con sus lágrimas, ella se consumió y el lugar se transformó
en un sitio tan hermoso porque nacieron las más bellas flores que sus lágrimas
regó. Sus huellas marcadas en aquel paradisíaco lugar, un día fueron llenadas
por un joven misterioso que llegó ahí, él se dio cuenta que eran sus huellas, “pero
si nunca había estado ahí “ se dijo, como podían estar sus pisadas, sintió en
el viento un murmullo, era una voz que le decía: ¡por fin llegaste!, él lloró
por que había llegado tarde, entonces sacó un libro donde él le había escrito
los más hermosos poemas a su amada si la encontraba y ahí se quedó sentado
leyéndole al viento, aunque no solo, porque su amada siempre le iba acompañar
en el viento, el sol, las flores y la luna.
Paquita y Elíseo
Aquel día, debía de ser el más hermoso amanecer porque nació
la más bella flor, tan dulce criatura que llenaría de alegría la vida de varias
personas, Rosa Paquita así la llamaron, llena de luz irradiaba alegría, una
niña tan fácil de querer. Llegó el día de ser bautizada, es así que sus padres
eligieron a tres personas que cuidarían de ella en caso de que ellos faltaran,
y no pudieron hacer mejor elección por que fueron como sus segundos padres, la
querían tanto y Paquita igual los adoraba.
Pasaron los años la niña iba creciendo y su Tata como ella le
decía a su padrino la quería cada vez más, era tan bella Paquita cada día sus
ojos vivaces lograban que su padrino le de todos los gustos que ella pedía, su
padrino tenía un local donde vendía las más lindas telas y Paquita cada vez
que llegaba la nueva mercadería ayudaba
a su padrino y él sonriente le decía: “hijita escoge todo lo que tu deseas y
manda hacer los más lindos vestidos y me dices cuanto te costará que yo pago”.
Su padrino no tenía esposa ni hijos por lo tanto Rosita era
la única en quien depositaba su cariño, cada mañana lo primero que hacía
Paquita era levantarse y observar por el balcón a su padrino que vivía en
frente, Paquita era feliz y así su vida dejaba una ráfaga de luminosidad que
nadie apagaba, Todos querían a Paquita quien no lo haría, si era una niña
buena.
Paquita se hizo señorita pero aún era niña para muchos que la
mimaban, a su corta edad con solo catorce años se enamoró, sus padres tenían
una mejor posición económica que la de su enamorado quien era pobre y no tenía
nada material que ofrecerle, más sin embargo Paquita se enamoró perdidamente de
Elíseo su nombre le recordaba a Los Campos Elíseos, aquel lugar sagrado donde las almas de
los hombres castos y los luchadores épicos llevaban una existencia dichosa y
feliz, en medio de parajes hermosos y exuberantes.
La
historia de ellos comenzó, un amor puro, único de esos que vemos en las
películas, para Elíseo ella era su musa, un diamante que robaría si era preciso,
la quería para él y nada ni nadie los separaría.
Elíseo comenzó a trabajar en una
radio local y desde ahí le mandaba los mensajes más hermosos a su princesa,
quería comprarle un castillo para vivir felices para siempre, Elíseo soñaba con
una vida feliz junto a su amada, eran muy jóvenes para entender lo que conlleva
una relación seria como el matrimonio, pero se amaban eran el uno para el otro,
habían nacido para estar juntos así que un día decidieron irse para consumar su
amor en el acto más sublime y especial, ya no cabían dudas ellos eran uno, así
lo había decretado Dios el día que nacieron y tuvieron la suerte de
encontrarse.
La
madre de Paquita casi muere al enterarse que su niña, la más pequeña había decidido
irse de casa, inclusive fue hasta el lugar donde se alojaron los amorosos, pero
nada pudo hacer, le suplicó a su hija que regrese, pensó hasta quitársela, le
ofreció muchas cosas para que retorne a casa, pero Paquita fue tajante y le
dijo que aquel pequeño cuarto era de ahora en adelante su hogar y que Elíseo
era el hombre con el cual compartiría para siempre su vida, su madre le
contestó: Paquita, hija eres muy joven para saber lo que es el amor y las
responsabilidades de un hogar, ¡si tú no haces nada en casa! y con él no
tendrías todo lo que ya posees. Paquita nuevamente dejó perpleja a su madre con
su contestación, le dijo: Es verdad nada material puede ofrecerme porque es
pobre, pero todo lo que no puede comprarse con dinero si, El amor verdadero y
puro que siente por mí, riquezas “no”, pero el respeto y fidelidad por siempre “si”,
tal vez un palacio “no”, pero un hogar donde reine la paz “si”, posiblemente
viajes y joyas “no”, pero sé que me elevará al cielo con las más hermosas
palabras y las joyas serán nuestros hijos los que tendré con él y que nos harán
ricos con su sola presencia.
Su
madre volvió a insistir y le explicó: reacciona Paqui y vuelve a casa te lo
pido o si no te llevo a la fuerza,
Paquita se aferró a la cama que había en la habitación y le refutó: si
me llevas ahora yo me vuelvo a ir y si mil veces me separas de mi amor mil
veces huiré a sus brazos, porque a ellos pertenezco. Su madre entendió entonces
que sería imposible separarlos y dejo que Paquita se quedara, pero con la
condición de que se casaran y que ella terminara sus estudios, y así lo
hicieron se casaron, ella debía terminar sus estudios en aquel pequeño pueblo y
él debía ir a la universidad a la gran ciudad, una separación corta pero unidos
ya por una vida que Paquita llevaba en su vientre, los años pasaron ya los dos
en la gran ciudad, lograron juntos con lucha y tesón todas las metas
propuestas, un hogar como Elíseo le había prometido donde ella era la reina,
lleno de paz y amor, tres hijos sus joyas más preciadas, nada podía empañar su
felicidad muchas cosas vivieron algunas
tristes otras felices.
Siendo
una pareja tan unida, ejemplar que siempre ve el lado positivo hasta en las
enfermedades, Paquita y Elíseo dieron cobijo a todo aquel que lo necesitaba por
eso Dios siempre los bendecía cada vez
más, cuando cumplieron cuarenta años de casados Paquita y Elíseo volvieron a
renovar una vez más sus votos, se miraron a sus rostro enamorados como la
primera vez, nerviosos pero seguros del paso que dieron aquel día que juntaron
para siempre sus almas y sus vidas. ¡Ahora! le dijo Elíseo a su Paquita, ahora
sí, nuestra felicidad es completa mi amor, mi único amor, mi amor por siempre,
nunca dude cuando te vi sabía que eras para mí, sabía que siempre estaría junto
a ti en el bien y en el mal, nuestra felicidad es completa tenemos a nuestro
hijos y nietos hermosos, a todas las personas que amamos y que nos aman
reunidos aquí, que más se puede pedir si Dios ya nos dio todo, mucho más de lo
que imaginamos, Paquita mi amor, mi corazón es para ti.
Manifiestas tu felicidad del tal manera que me contagiaste. Felicidades
ResponderEliminarMuchas gracias, eso intento dar un mensaje positivo, que aún en estos tiempos tan convulsionados existen personas que se aman verdaderamente
EliminarQue belleza en tu sentir, Catherine, me gusta mucho tu lo que escribes, lo que irradias, lo que expresas...Siempre que puedo te leo.. no me canso...por eso muchas veces te comparto...Tengas bondades... Besos bella!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Clarisa, realmente aprecio tus palabras, me siento halagada que leas mi blog y que te guste, escribo historias que motiven a creer que a pesar de que en el mundo está atestado del desamor, odio, envidia, a pesar de ello, aún con todo eso, todavía en el mundo hay personas que creen en el amor incondicional, en el amor verdadero, en el compartir, es que muy pocas veces se cuentan las historias de gente buena, la televisión está saturada de noticias malas, gracias nuevamente Clarisa y se por tus poemas, lo intuyo que eres una persona muy sensible y buena, saludos amiga.
ResponderEliminarMe gusta la historia, porque es la realidad de la vida actual, pues yo creo en el amor verdadero, pero está el ser humano muy frío y superficial, aunque todavía queda gente de buenos sentimientos. Besos
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS CARMEN, ES VERDAD EN LA ACTUALIDAD EXISTE MUCHA SUPERFICIALIDAD, LA GENTE SE OLVIDÓ DE LA VERDADERA VALÍA DEL SER HUMANO, ESTAMOS AQUÍ PARA DAR TODO LO MEJOR DE UNO Y ESO COMPARTIRLO CON LOS DEMÁS, UNA PERSONA FELIZ PUEDE HACER FELIZ A LOS DEMÁS Y ASÍ SUCESIVAMENTE VA EN CADENA, LO IMPORTANTE ES INTENTAR IRRADIAR EL BRILLO DE TU ALMA, BESOS IGUAL.
ResponderEliminarSiempre tus relatos son un paseo por el estusiasmo y la alegria de encontrar algo bueno que está ahí apra nosostros. Ese tren de las oportunidades que siempre puede llegar...quizá sea custión de mirar mejor, de afianzar la esperanza y nuestro ánimo, sentirnos merecedores, ¿por qué no? Me alientan tus palabras. Saludos, y feliz día de veirnes!
ResponderEliminarTienes razón Clarisa, muchas veces no creemos ser merecedores de las cosas buenas, pensamos que solo otros tienen esas oportunidades que son escasas, o que en vez nacer con estrella nacimos estrellados, pero no es así todos podemos tener esa oportunidad de aquel tren que trae la oportunidad de ser feliz, espero hayas encontrado la tuya, muchos saludos querida amiga.
ResponderEliminarQué lindo cuento, tan emotivo y tierno... es así que a veces ocurre en la vida, que dos personas aún amándose no pueden estar juntas por circunstancia o por que vida los separa... pero cuando hay amor verdadero ese hilo de luz, nunca se acaba... Es muy romántico ese amor del sol y la luna, tienes un imaginario muy bello, amiga... Gracias por tan dulce encuentro que disfruté con alegría... Saludos, amiga!
ResponderEliminarUna vez más muchas gracias a ti mi amiga Clarisa por tomarte tu tiempo y leer mis pequeños relatos, que bueno que te haya gustado, saludos buen día.
EliminarPrecioso.
ResponderEliminarMuchas gracias Esteban.
EliminarMe he maravillado viendo y leyendo este sitio....Y con tu permiso me he quedado que relatos tan bellos....El del sol y la luna me cautivo....Muy lindo todo lo que escribes...te invito a pasar por el mio. Un calido saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Idolidia por tu comentario, por tus lindas palabras, gracias por leer mi blog, ya pasé por el suyo y me encantó, igualmente le mando muchos saludos.
EliminarUn hermoso cuento "Mary corazón", el final casi lloro de la emoción que me produjo. Las personas con corazón es lo más valioso que puede entregar la vida, sin duda con ellos en el mundo, el amor tan necesario es siembra todos los días y su legado en los hijos nunca perecerá. Me repito siempre Catherine, pero es que es muy dulce y tierno lo que escribes, sin duda, tú tambien eres una "Mary corazón". Saludos!
ResponderEliminarClarisa que lindo comentario, que llegues hasta las lágrimas por mis relatos es tan emocionante, se que eres muy sensible por tus bellos poemas y todo lo que escribes, es un honor para mi que comentes todo esto, te cuento que ella "Mary" era mi mamá,murió hace catorce años, pero aún sigue viva en todo lo que dejo en nuestros corazones, es verdad no he dejado de extrañarla ni un solo instante, pero nos dejo como legado su sensibilidad,el amor por los demás y el perdón, gracias amiga una vez más por darte una vuelta por mi blog.
EliminarMe gustaron mucho todos, pero en especial el del Sol y la Luna... que romantico!
ResponderEliminarGracias Sandrita por pasar por mi blog y leer cada uno de mis relatos, que bueno que te hayan gustado seguiré escribiendo espero tus comentarios. Saludos
EliminarTodos muy buenos! Me gustó mucho el de El tren de las oportunidades, tiene mucho de cierto. Personas que ni siquiera saben que existe ese tren para ellos, o personas que saben que existe pero no se levantan a buscar la estación, simplemente esperan a que algún día las vías lleguen hasta donde ellos están, y muy pocas veces pasa.
ResponderEliminarSaludos!
Si la verdad Orlando, hay muchas personas que se quejan de todo, pero no hacen nada por cambiar aquella situación que los hace infelices, gracias por pasarte por mi blog Saludos!!!!
EliminarHe visitado tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
gracias Roberto por visitar mi blog y leer se te agradece tanto, Saludos
EliminarMe sigue atrapando mucho el caso de Orfilio y Fátima. Porque esta muy bien narrado y tiene un enfoque con sensibilidad. Saludos y afectos
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